De acuerdo con la Universidad Autónoma de México (UNAM) el 10 de junio de 1971, aproximadamente a las 17 horas, cerca de 10 mil estudiantes iniciaron una manifestación a través de las calles de la Ciudad de México. Llevaban pancartas y panfletos, y gritaban consignas como “¡Venceremos!”; “ “¡Libertad a los presos políticos!”; “2 de octubre, no se olvida”; “La revolución es la única salida”; “El Che vive”. México vivía un ambiente de represión en el contexto internacional de la Guerra Fría y en el contexto nacional de la guerrilla sucia bajo el mandato de Luis Echeverría, que recién había iniciado su sexenio en diciembre de 1970. Habían transcurrido menos de 3 años desde la masacre acaecida en Tlatelolco, en 1968, y no había habido cambios en la situación que vivían los estudiantes, obreros, trabajadores y la sociedad mexicana en general. De acuerdo con el Gobierno de México, el "Halconazo" o matanza del Jueves de Corpus fue un "acontecimiento que dejó cientos de muertos, heridos y desaparecidos luego de que una protesta de estudiantes fuera reprimida de manera violenta por el Estado". Una de las razones principales, además de la opresión continua que vivían las casas de estudio mexicanas -y cuyo punto crítico fue la matanza de Tlatelolco el 2 de Octubre de 1968-, fue una ley orgánica aprobada por el gobierno y que afectó a la Universidad de Nuevo León (UANL) y la despojó de su autonomía. Se convocó a una manifestación para protestar contra las autoridades, y en muestra de solidaridad la UNAM y el Instituto Politécnico Nacional (IPN) se unieron a la causa. No obstante, el Gobierno ya había tomado cartas en el asunto. Según la UNAM, las autoridades recurrieron "a una organización paramilitar que intentó engañar a la sociedad y culpar a las propias víctimas de la violencia y de la muerte".De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), los Halcones eran "miembros de un grupo paramilitar, jóvenes reclutados en barrios marginados y violentos de la capital mexicana que habían sido entrenados por militares de los gobiernos de México y los Estados Unidos a finales de esa década".La página oficial del Gobierno de México indica que los Halcones "fueron conformados por militares y pandilleros, todos bajo un mando militar e incluidos de manera clandestina dentro de la nómina del Departamento del Distrito Federal". De acuerdo con los documentos de la UNAM, la misma noche de la masacre el regente capitalino Alfonso Martínez Domínguez "negó la existencia de los Halcones, los señaló como “leyenda urbana” y explicó que la trifulca era resultado de un encuentro “entre facciones estudiantiles opuestas.” Los medios impresos informaron de no más de “cuatro muertos, 26 lesionados y 159 detenidos”.Las represiones sucesivas del 2 de octubre de 1968 y 10 de junio de 1971 calaron hondo en la sociedad mexicana. Las posturas se radicalizaron: las asociaciones civiles y estudiantiles se sumieron en el miedo, o se motivaron aún más para seguir la revolución y la lucha contra el gobierno. De acuerdo con la UNAM, tuvieron que pasar muchas décadas para que el crimen se esclareciera ante la población civil. No fue sino hasta 2006 que se dieron a conocer "documentos que probaron la existencia de los Halcones, el entrenamiento de algunos de ellos en Estados Unidos y su participación en los hechos del 10 de junio. El correr de los años y la apertura de los archivos han revelado que la provocación, la agresión y la violencia provinieron del Estado".Con información de Gobierno de México, UNAM, e Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de MéxicoFS