Por Eugenia CoppelHace más de una década, las y los ciclistas comenzaron a hacerse más visibles en las calles de Guadalajara. Cientos o, en ocasiones, miles de personas recorrían juntas la ciudad en bicicleta al menos una noche por semana, reclamando que el espacio público podía y debía ser compartido. A raíz de estos movimientos, en 2010 surgió la primera colectiva de mujeres ciclistas en la ciudad: Femibici.“A pesar de que muchas de nosotras participábamos en colectivos ciclistas o nos movíamos en bici, reflexionábamos sobre la brecha de género que había entre quienes asistían a los paseos nocturnos”, escriben Carmen Díaz y Jéssica Coyotecatl en el artículo Femibici: experiencias y reflexiones feministas, publicado en la revista Ciudades.El objetivo de Femibici, desde su fundación, ha sido que más mujeres puedan elegir la bicicleta como una opción viable para moverse en la ciudad. Carmen Díaz, quien también es académica del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), cuenta en entrevista que sus esfuerzos como grupo han transitado por dos vías. “Por un lado, buscamos traer un análisis feminista a las discusiones del movimiento ciclista”, dice.Esto se ha concretado con la creación de comisiones de género en las organizaciones locales y en espacios de diálogo como el Congreso Nacional de Ciclismo Urbano.«Al mismo tiempo vemos a la bici como una herramienta que puede ayudar a generar confianza, seguridad, comunidad y autonomía a las mujeres. Una herramienta para no depender ni del camión ni de que te lleven o te traigan, ni de pagar taxis en la noche», asevera Díaz.En 2019 y 2020, Guadalajara obtuvo el primer lugar nacional en el Ranking de Ciclociudades, elaborado por el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP, por sus siglas en inglés). Sin embargo, el porcentaje de mujeres ciclistas aún es bastante menor que el de los hombres, y esto sucede en todas las ciudades mexicanas evaluadas. De acuerdo con la misma investigación, sólo dos de cada diez ciclistas en Guadalajara son mujeres.La Séptima Encuesta de Percepción Ciudadana sobre Calidad de Vida 2020, realizada por el observatorio ciudadano Jalisco Cómo Vamos, revela que cuatro por ciento de los hombres en la zona metropolitana se mueve en bicicleta, mientras que sólo dos por ciento de las mujeres en la ciudad elige desplazarse sobre ruedas.Las brechas de género en el uso de la bicicleta son resultado de múltiples factores, explica en entrevista Gabriela de la Torre, funcionaria especializada en políticas públicas con perspectiva de género y en movilidad urbana sustentable y quien trabaja actualmente como investigadora y gestora en el Instituto Metropolitano de Planeación y Gestión del Desarrollo del Área Metropolitana de Guadalajara (Imeplan).“Una primera inferencia es que los estereotipos de género influyen: por lo general se predetermina que la bicicleta no es un vehículo para las niñas. Muchas mujeres nunca aprendieron a andar en bicicleta porque no fue algo que les acercaron en la infancia, a diferencia de los niños”, señala De la Torre.De lo anterior se deriva otro factor, comenta la investigadora del Imeplan. “La percepción sobre ti misma y tus habilidades, no sólo psicomotrices sino la seguridad emocional, que te sientas capaz de hacer cosas. Porque hay barreras de seguridad vial pero también barreras que están adheridas al cuerpo, y esas tienen que ver con los sesgos de género”, menciona.Ante estas problemáticas, una de las actividades centrales de la colectiva Femibici es la Bici Escuela, un espacio seguro para que niñas y niños desde los 4 años y mujeres de todas las edades puedan aprender a moverse en bicicleta.“Hemos visto que hay una falta de confianza, miedo a caerse y a hacer el ridículo”, cuenta Carmen Díaz. Por eso se implementó una técnica “libre de traumatismos” que sigue el ritmo, las necesidades y el nivel de confianza de las participantes.La Bici Escuela comenzó a funcionar en avenida Inglaterra pero después se mudó a Chapultepec y Justo Sierra. Esa zona céntrica se cierra al tránsito vehicular los domingos por la mañana, para la realización, desde 2004, de una iniciativa para movilidades no motorizadas: la Vía Recreactiva.Además, desde su fundación, Femibici ha realizado más de 70 paseos con diversos temas de reflexión, como género y ciudad, acoso sexual, sexualidades diversas, maternidad elegida, mujeres en defensa de su territorio, entre otros. Estos paseos, escriben Díaz y Coyotecatl en la revista Ciudades, se convierten en una “estrategia de acompañamiento colectivo que brinda herramientas para pedalear de forma segura en las calles y empoderar a las mujeres en el espacio público”.Hay esfuerzos compartidos entre ciudadanos y gobiernosMarina Espejo es una mujer trans de 39 años que se convirtió en ciclista en Guadalajara casi al mismo tiempo que inició su transición de género.«Fue una buena manera de empezar a moverme porque tenía mucho miedo de subirme a los camiones. La bicicleta fue un medio de transporte que me permitió tener accesibilidad y no tener tanto encuentro con la discriminación. También por una cuestión económica, cuando yo decido dar ese paso me quedo sin trabajo, sin nada, entonces la mejor manera que encuentro para moverme fue la bicicleta», señala.Espejo es una de las usuarias de bicicleta que compartió su testimonio con la Dirección de Movilidad y Transporte de Guadalajara, a propósito del levantamiento de la Encuesta de Hábitos y Percepción Ciclista 2020. El instrumento de medición, presentado a mediados de julio de 2021, incluyó por primera vez la perspectiva de las diversidades sexuales adicional a la perspectiva de género, que se ha documentado desde hace algunos años.Entre otras cuestiones, se les preguntó a las y los ciclistas sobre las agresiones que sufren en el espacio público. Del total de los hombres (quienes representaron casi 90 por ciento de los encuestados), 23.4 por ciento afirmó haber sido blanco principalmente de palabras altisonantes (69 por ciento) o de contacto físico (11 por ciento). En cambio, 45.3 por ciento de las mujeres encuestadas dijo haber sufrido acoso, en particular silbidos (25.4 por ciento), miradas intimidantes (19 por ciento), palabras altisonantes (19 por ciento) y comentarios sexuales (17.5 por ciento). Ellas afirmaron que 100 por ciento de sus agresores eran hombres.Según Gabriela de la Torre, quien antes de ser funcionaria fue activista en la colectiva Mujeres en el Medio, de urbanistas y arquitectas feministas, la bicicleta es un vehículo más seguro para las mujeres en términos de violencia sexual, aunque eso no garantiza que las ciclistas estén exentas de vivirla. “El tema de la violencia determina bastante la manera en que nos movemos, vestimos y convivimos en la ciudad”, afirma la especialista.Además existen otras inseguridades que enlista De la Torre, como la ausencia de infraestructura urbana, en particular luminarias o vías exclusivas para ciclistas, y hay que sumar las dificultades para las mujeres que viven en las periferias, quienes recorren distancias mucho más largas y quizá no tienen los recursos para comprar una bicicleta; o no están bancarizadas y no pueden inscribirse al sistema de bicicleta pública Mi Bici. Todos los obstáculos se magnifican para las que deben moverse con dependientes a su cargo, lo cual dificulta elegir la bicicleta como su medio de transporte.Sin embargo, también hay razones para el optimismo. Tal como sucedió con Gabriela de la Torre, varias funcionarias y funcionarios en los gobiernos estatal y municipales comenzaron a impulsar la agenda de la bicicleta como activistas, y ahora se encuentran en posiciones donde tienen una incidencia más directa.Los esfuerzos han sido compartidos entre ciudadanos y gobiernos y, en parte, se reflejan en la infraestructura.Si te interesó esta noticia y quieres saber más, entonces descarga y descubre INFORMAPlus, la aplicación digital de EL INFORMADOR, en donde tenemos contenidos exclusivos, seleccionados por nuestros editores, para darles una experiencia más completa a los lectores.Descarga la aplicación y pruébala GRATIS por treinta días.Para iOS: https://apple.co/35jaVgbPara Android: https://bit.ly/3gwVSEVSi eres suscriptor de EL INFORMADOR tu acceso está incluido, solicítalo al 33 3678-7777MB