Renata es una perrita callejera de 12 años de edad y fue adoptada por los despachadores y gerentes de la estación de servicio Nexum 10914, ubicada en San Buenaventura. Aunque algunos vecinos han intentado llevársela y otros la ven con malos ojos, esta cariñosa perrita color café y ojos miel está habituada a su nuevo hogar, donde la bañan, alimentan y consienten con caricias, al que incluso ha vuelto las ocasiones que se la han querido llevar.La gasolinera se localiza en Toluca, en Paseo Vicente Guerrero esquina Paseo San Buenaventura, y de acuerdo con Gabriela Salazar, una de las responsables del lugar, la perrita llegó un día lluvioso, estaba muy mojada y echa bolita intentaba guarecerse entre las bombas de gasolina, por lo que algunos de los despachadores pidieron adoptarla; el jefe aceptó y le compraron una casa, organizaron la colecta para comprarle alimento, bolsas de premios y hasta pagar su baño.Renata lleva casi un año viviendo en esta estación donde regularmente los policías municipales cargan combustible. Es una linda perra que da la pata, es cariñosa, sociable y responde cuando le hablan con cariño."Uno de los compañeros que ya se fue se encargaba de bañarla y darle de comer, otro de los jefes le compraba sus sobres y desde ese tiempo ella está aquí. La veo feliz, tanto, que nunca se va", platicó.Dijo que esta canina se ha vuelto parte de la familia que conforman los empleados de la estación, quienes además se sienten acompañados por ella cuando les tocan turnos nocturnos. "La queremos mucho, con ella sí nos hemos vuelto una familia, al principio pasaban autos que la machucaban de sus patitas, la curamos y ahora ya sabe. Se queda en su casa y cuando llueve se mete rápido a las oficinas, está con nosotras", relató.Sin embargo, lamentó que en ocasiones algunos de los vecinos de la zona, cuando pasean a sus perros, se sienten agredidos, pues Renata le ladra a otros canes, pero nunca los ha atacado ni mordido."Hay algunos vecinos que no la quieren, se molestan que ella les ladra, nos han pedido amarrarla, pero lo dejamos de hacer, porque una vez lo hicimos y pobrecita, no comía, pensé que se moría y la soltamos, entonces ponemos cuidado cuando vemos que viene algún perrito", dijo.Para los trabajadores, Renata es su mejor amiga, su compañera y pasea por la estación, les da la pata, los clientes la acarician y hay niños que juegan con ella. Ella parece sonreír cuando la apapachan, como si supiera de la segunda oportunidad que le brindó este grupo de trabajadores.OA