Las raíces de México nacieron a través del periodo histórico que hoy conocemos como la Conquista, el episodio colonial de la Nueva España, y la posterior Independencia. Cuando los hombres del otro lado del mar llegaron a estas tierras y encontraron un imperio portentoso en el centro de un lago, un imperio que avasallaba a tributo, sacrificios y sangre a incontables pueblos a la redonda.La caída del imperio mexica dio lugar a la colonización europea, cuando las pirámides donde se sacrificaban humanos para el apetito de los dioses dieron lugar a las catedrales majestuosas que hoy en día acogen procesiones anuales, cuando los indígenas adoptaron los nombres hispanos y dejaron a las deidades temibles para venerar santos trágicos, cuando se le puso un manto de estrellas a Coatlicue y la nombraron María, y cuando se comenzó a entender el mundo a través de la lógica del idioma español. México se formó a través de este mestizaje, de la combinación de creencias y de mitos. Porque ya no era un México indígena, pero tampoco era un México español. De esa conjunción de rasgos tan distintos, de comida, saberes y sabores, religiones, familias y personas, amores y crueldades, inconsistencias y treguas casuales, infamias históricas y glorias legendarias, nacieron todas las cosas que hoy en día nos vuelven únicos ante nosotros mismos, y al resto del mundo. Los nombres son uno de los aspectos más interesantes del episodio de la Conquista. Españoles que llegaron a México en busca de oportunidades en esa tierra sin límites que parecía la esperanza prometida; población originaria que veían en los recién llegados las posibilidades infinitas de la curiosidad. Tres siglos (1521-1581) en los que se formó una identidad irrepetible. Cada quien se acopló como pudo a lo que había en este nuevo mundo, y los nombres son el ejemplo más claro de este proceso. Las investigadoras María Elena Villegas Molina y Rosa Brambilia Paz se dedicaron a la tarea exhaustiva de hurgar en la historia, los registros carcomidos por el comején, el letargo de los años, y compartir cuáles fueron los primeros apellidos de los cuales se tiene registro en nuestro país. Su investigación, titulada «Apellidos Hispánicos en Centro-Norte de Nueva España, siglo XVI», se basó en "exponer los primeros apellidos hispánicos que se utilizaron para registrar a adultos indígenas", los cuales se tomaron del Archivo General de la Nación de México, en un periodo histórico que abarca de 1530 a 1614. De acuerdo con las investigadoras, el bautizo fue fundamental para el proceso de cambio en el que la población indígena intentó adaptarse a la colonización europea; eran adultos nativos que buscaban tener "presencia jurídica dentro de un aparato legal ajeno a su cultura", y que se vieron obligados a tomar nombres europeos, cristianos, nombres de santos o de religiosos, para así adaptarse a la nueva realidad. Bajo la lógica de los conquistadores, su burocracia y sus instituciones, no había cabida para los nombres originales de los nativos. En la década de 1530, tan sólo se tienen dos registros de bautizo, en concreto en el año de 1537: Juan Bautista del Castillo y Miguel de Santiago. Es uno de los expedientes más antiguos pero también más importantes, pues fueron escritos y firmados apenas dieciséis años después de la caída de Tenochtitlán. En cambio, entre los años de 1543 y 1544, fueron registrados trece individuos indígenas con nombres hispánicos: En 1550, se tiene ya registro de apellidos hispánicos, siendo Sánchez "el primer apellido que se impone a los indígenas". Los apellidos registrados son los siguientes:Muchos de los apellidos más comunes hoy en día en México tienen casi quinientos años de historia. Sánchez, López, Ramírez, García; incontables familias tienen como señal identitaria un apellido histórico. La mitad de un milenio, cinco siglos de descendencia, de historia, de familias, de linaje, de tradición: de nosotros mismos. Nuestros nombres son historia, son días y años, nuestros apellidos son un registro tangible del fluir del tiempo, de los mexicanos que nos precedieron, y de los que vendrán.Puedes consultar la investigación completa de María Elena Villegas Molina y Rosa Brambilia Paz dando clic aquí. Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsAppFS