Con hoteles, agencias de autos, restaurantes y hasta bancos, la Central de Abasto de la Ciudad de México es una metrópoli en sí misma, y su objetivo es alimentar a la súper poblada capital y zonas adyacentes.Por sus laberínticas instalaciones en el oriente de la capital mexicana pasan a diario cerca de medio millón de personas personas y unos 62 mil vehículos para comprar y vender aguacates, jitomates y cerca de otros 15 mil productos. En sus bodegas se compra y se distribuye un tercio de la producción de hortalizas, frutas y verduras de México, por lo que con sus 327 hectáreas rivaliza en tamaño con los mercados de Rungis en Francia y el Mercamadrid de España. El resultado: un mercado de nueve mil millones de dólares anuales. Mover esa cantidad de alimentos requiere de logística: todas las noches llegan camiones a dejar producto en la central, que unas horas después se distribuye a los mercados de la capital mexicana y otros estados del país. "Agarran la carretera para que cuando abran los mercados se esté entregando todo el producto", dijo Sergio Palacios, administrador general de la Central de Abasto. Sin embargo, durante las fiestas decembrinas, su actividad aumenta. "Es cuando aumenta la venta de ciertos productos, no solo en la Ciudad de México", que con el cono urbano alberga a más de 20 millones de personas, agregó Palacios. En estas fechas, la cantidad de gente que visita el lugar oscila entre 600 mil y 650 mil personas. Muchos de los compradores buscan la tradicional flor de nochebuena, betabel, que se utiliza en una ensalada fría; y rábanos para el pozole que consumen muchas familias mexicanas en la Nochebuena. No solo aumentan las visitas en estas fechas. El Día de Muertos, que se celebra a inicios de noviembre, y los preparativos en la víspera de la celebración del Día de la Independencia de México también generan una mayor afluencia. La Central de Abasto fue inaugurada en la década de los 80 y por su tamaño ha ido agregando servicios como hoteles y bancos. IM