De acuerdo con información proporcionada por la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), 7 de cada 10 mexicanos que padecieron COVID-19 eligieron atenderse en sector privado.Estos resultados pareciera estar relacionados con la falta de confianza que los mexicanos preservan hacia los servicios públicos de salud, así como por las especulaciones que surgieron en torno a las dependencias médicas públicas con respecto a su falta de ética para manejar la pandemia que en México, según los registros, ha cobrado la vida de por los menos 320 mil ciudadanos.De acuerdo con esta encuesta del Ensanut, que también arrojó que casi el 75 % de mexicanos -de todas las edades- tiene anticuerpos contra la enfermedad, también se sabe que por lo menos el 20% de ellos asistió a Consultorios Anexos a Farmacias (CAF), lo cual se vio duramente reflejado en los altos gatos que esas familias mexicanas tuvieron que hacer para comprar medicamentos.Asimismo, los datos manifiestan que el 23.3% acudieron al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y por lo menos el 16.4% en centros de salud u hospitales de la Secretaría de Salud.Según información compartida por la encuesta, los municipios que han registrado más muerte por COVID-19 han sido aquellos que presentan:La encuesta nacional de salud y nutrición reveló, además, que el impacto social por Covid-19 en México se ve reflejado en el aumento de la brecha de la desigualdad, pues han sido los hogares más pobres los que han registrado muchas más muertes por el virus debido a la precariedad del sistema de salud público.La investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Arantxa Colchero, mencionó que “es difícil evaluar a este sector porque no está regulado y está muy atomizado, hay una gran cantidad de proveedores de atención. Pero los que más preocupan son los consultorios adyacentes a farmacia (CAF) porque tienen médicos menos calificados e incentivos económicos para prescribir medicamentos”.De la misma manera, Colchero destaca que el hecho de que el 70 por ciento de las personas fuera de los servicios públicos de salud, sobre todo con médicos privados que tienen consultorios particulares, y en segundo lugar con médicos que trabajan en consultorios adyacentes a farmacias, lo que implicó gravemente una sobremedicación por los pacientes.
