En octubre de este año, el Presidente López Obrador le hará entrega de la banda presidencial a quien resulte ganadora de las elecciones de junio. Habrá llegado a su fin el primer sexenio emanado de un movimiento de izquierda en haber ganado unas elecciones presidenciales.Y a pesar de que todavía faltan algunos meses, ya es posible hacer un balance de los resultados económicos del sexenio del Presidente López Obrador y su autollamada cuarta transformación.Por lo que para hacerlo, nos limitaremos a los datos económicos del sexenio, a sus propias estimaciones y a los datos de los últimos gobiernos desde 1982.En general, el sexenio del Presidente López Obrador será recordado como un sexenio de un muy pobre crecimiento económico. Recordemos que como candidato AMLO no perdía oportunidad en señalar que la economía mexicana apenas si había crecido en el periodo neoliberal.Cuando se le señalaba al candidato que la economía mexicana en realidad sí había crecido un promedio de un 2.3 por ciento, entonces López Obrador hacía la aclaración de que no había crecido en términos per-cápita. Es decir, por persona.Usando los propios datos de Inegi y las estimaciones de la Secretaría de Hacienda, nos encontramos que el sexenio de AMLO habrá terminado con un crecimiento promedio de menos de 1 por ciento anual. Apenas un 0.8 por ciento en promedio por año.Esto significa que si pudiéramos observar el tamaño de la economía que entrega el Presidente López Obrador, nos encontraríamos con el caso de que apenas estaría entregando una economía un 4 por ciento más grande que la que recibió.Estos resultados son decepcionantes, porque prácticamente el presente sexenio habrá pasado a la historia como el de menor crecimiento económico desde el año 1982, cuando inició el Gobierno del Presidente Miguel de la Madrid.En términos comparativos, en el Gobierno de Enrique Peña Nieto, el crecimiento acumulado en el sexenio del último Presidente priista es de un 15.1 por ciento. Esto significa un crecimiento promedio anual del 2.4 por ciento.En el sexenio del odiado Felipe Calderón y a pesar de contar en medio con la crisis financiera del 2008-2009, el crecimiento acumulado en el sexenio fue de un 11.1 por ciento. Lo que se traduce en un crecimiento promedio anual de un 2 por ciento.Como ya lo había señalado, el único sexenio que supera al actual como el peor en desempeño económico es el Gobierno del Presidente Miguel de la Madrid, de 1982 a 1988. Cuando la economía mexicana acumuló en seis años un crecimiento económico de apenas 0.4 por ciento. Lo que significa que el crecimiento promedio anual de ese sexenio fue prácticamente de cero. Todo un desastre.El crecimiento económico es una variable importante, porque significa la velocidad en la que nuestra economía crea bienes y servicios. Es decir, es la velocidad a la que nuestra sociedad provee de satisfactores diversos a todos los habitantes.Si el crecimiento acumulado desde hace décadas ha sido bajo, entonces los rezagos sociales no han hecho otra cosa que acumularse y generar presiones de muchos tipos. En este caso, el reflejo inmediato que todos podemos reconocer de una economía que no ha crecido lo suficiente, es precisamente la enorme presencia de la economía informal.Cuando la economía se crece, se expande, requiere de más trabajadores y empleados para aumentar la producción, lo que significa que se crearán más oportunidades de empleo formal para la población.Si la creación de empleos formales es continua, entonces una consecuencia de esa expansión será que se de un incremento natural en los sueldos y salarios. Explicando en gran parte las diferencias salariales que existen entre los diferentes países.Países con altos salarios regularmente están relacionados con países altamente productivos que han experimentado periodos de alto crecimiento económico.Entonces, podemos afirmar que no es a base de decretos como lograremos que el salario siga subiendo de forma sana y sostenida. Si bien es cierto que esta política de impulso al incremento en el salario mínimo no se ha reflejado en incrementos severos en la inflación, como se temió en muchas ocasiones.También es cierto que no ha sido posible que estos incrementos al salario mínimo se reproducen al resto de los trabajadores mexicanos. Ahora tenemos que mucha más gente que gana en México un salario mínimo, pero el resto de la población no tendrá más que conformarse con incrementos del 4 o 5 por ciento.Una economía que no crece o que crece muy poco entonces significa una economía que no puede absorber la totalidad de su población e integrarla de forma productiva y formal. Las personas tienen que encontrar una forma de ganarse la vida y regularmente las opciones se reducen a dos: o migran o se emplean en la informalidad.Una economía poco dinámica explica entonces también el enorme flujo migratorio que hemos tenido en el país desde hace ya varias décadas. Miles de mexicanos no encuentran las oportunidades ni los salarios que sí se pagan en los Estados Unidos.La opción para muchos es irse, trabajar en el extranjero y mandar dinero a sus familias. Es por eso que una economía que crece poco, también podemos asociarla con una economía altamente expulsora de su mano de obra y divisora de sus familias.Por el lado positivo, vemos cómo crecen y crecen los envíos de dineros desde el extranjero a México, sin que nosotros hayamos hecho nada para merecer dicho dinero. Simplemente nos llega de fuera y nosotros lo recibimos gustosos.AMLO comete el mismo error que han cometido otros de los Presidentes, cuando ven las cifras de remesas recibidas en México. Llamarles “héroes” a las personas que por lo general arriesgan su vida por cruzar la frontera y lograr lo que en México no pueden: mantener a sus familias.En general, los 60 mil millones de dólares que México recibe de remesas al año es el más claro reflejo del fracaso de nuestra economía para con las familias. Es la magnitud de la insuficiencia de nuestra actividad económica que sea suficiente para todos.Muchos han discutido que uno de los problemas nacionales es la malísima distribución del ingreso o la forma en la que se reparte la riqueza en nuestro país. Por supuesto que es un problema, pero antes de ese problema, tenemos el de una economía que ni siquiera crece a la velocidad que requerimos los mexicanos.Nos preocupamos por cómo repartir mejor el pastel, cuando ni siquiera hemos resuelto el problema básico de que el pastel no crece a la velocidad a la que crecen quienes quieren un pedazo del mismo.El sexenio de AMLO se acaba y pasará a la historia como otro de mal desempeño económico. En concreto, pasará a la historia como el peor sexenio desde 1982. De poco valdrán entonces la retórica, los discursos y la propaganda. Este Gobierno que prometió una gran transformación se habrá ahogado en sus muy pobres resultados. Israel Macías López*Académico de la UP.