Pese a que fue víctima de una violación el año pasado, Sonia afirma que todavía no se ha realizado a cabo la audiencia inicial de su caso. Dice que la primera audiencia no se pudo desarrollar porque ella estaba en el hospital, y en las otras convocatorias los señalados faltaron. “En la audiencia anterior no se presentaron ni llevaron justificantes. Y la juez había dictaminado que iban a traerlos y al final no hicieron nada. Estoy con defensoría pública porque no puedo solventar el costo de un abogado privado”.Por otro lado, resalta que ella ha tenido que ir a recabar pruebas porque no se ha realizado bien la investigación. “Tal cual sacaban las capturas de los domicilios de la pantalla del Google Maps. Tengo el conocimiento de que las personas que me agredieron se drogan, se alcoholizan y consumen sustancias, y aún con ello no admitieron la orden de cateo. Donde me agredieron sexualmente era mi casa, son muchas las irregularidades que he notado en el proceso”.Dice que personal del Centro de Justicia para las Mujeres le ha comentado que por los errores detectados en su carpeta de investigación le podrían tirar su denuncia. Subraya que también le han perdido documentos importantes, como un dictamen de un psiquiatra del IMSS que tenía validez como prueba. “Y lo perdieron. Que no estaba en mi carpeta de investigación. No fue agregado”.Explica que además ha sido víctima de otro tipo de ataques, los cuales atribuye a sus agresores. “Hackearon mi teléfono y a más de mis siete mil contactos les mandaron imágenes con mi identificación, que yo era una ratera... Fue tanto el acoso y la presión psicológica que me detonó una recaída… tuve una crisis convulsiva y vi a los tipos cerca de mi domicilio, activé el botón y nunca llegaron”.Agrega que la mayoría de las agresiones ocurrieron en el 2022, aunque hace dos meses volvieron a hackear su teléfono. “Se aplacaron porque vieron que sigo con el proceso porque a pesar de que las cosas no pintan para una condena, sigo presentando pruebas. Pero todo el año pasado fue un infierno por completo: eran ataques físicos, no podía salir a la calle porque amigos de estas personas me seguían, o llamaban para amenazas y no solamente a mí, sino a mi familia”.Sonia cuenta que, el día que fue a poner su denuncia por la agresión sexual que sufrió, llegó a las 9:00 de la mañana al Centro de Justicia para las Mujeres. “Y salí a las 5:00 de la mañana del día siguiente. Llega una mujer agredida, violentada sexualmente y tardas todo eso”.Menciona que también hace falta sensibilizar al personal. En su caso, dice que al momento de que estaba poniendo su denuncia, el trabajador que la estaba atendiendo estaba haciendo bromas. “Llorando le dije al Ministerio Público que fui víctima de abuso sexual y él riéndose como son nada. Y como solicité el apoyo de una de las psicológicas hasta ella lo volteó a ver con gesto reprobatorio”.Comenta que aunque las psicólogas que trabajan allí son muy buenas, los horarios deberían ser más amplios. “Porque los horarios que te ofrecen son de oficina, y si trabajas o estudias no se te acomoda. Yo salgo de trabajar a las seis o siete de la tarde y ya no alcanzo a ir”.También opina que se piden muchos trámites para acceder al Pulso de Vida, por lo que en general seguir adelante con todo se vuelve complicado.“Es un proceso tedioso, doloroso, tremendamente cansado y al final no da muchos resultados. Resaltaría la falta de profesionalismo, hace falta mucho lado humano para atender adecuadamente las situaciones de las mujeres y pasión por lo que están haciendo. O que le dejen el trabajo a los que sí quieran ayudar a que tengamos justicia”.JM