Hace ocho días, Ariadna salió de su casa ubicada en Ciudad Granja a las 6:50 de la mañana. Como cualquier día caminó para tomar el camión, pero frente a ella apareció un sujeto que pronto la empujó hacia la pared y le arrojó café caliente en su rostro. Ariadna no entendía qué había sucedido. No conocía al sujeto que la agredió y tras el hecho, él huyó.Ariadna sufrió quemaduras de segundo grado en su rostro. Las quemaduras se ubican debajo de la nariz de manera cercana a sus labios y en sus mejillas, sobre todo en la derecha.El hecho se dio en la Glorieta Miguel Hidalgo y la Calzada Nueva, justo a las afueras de uno de los accesos de la Universidad Panamericana. Aunque Ariadna no es estudiante de la institución, la víctima cuenta que por lo menos había 20 personas que vieron el hecho mientras transitaban para acceder a la universidad pero nadie la socorrió.En la siguiente esquina de la glorieta había una patrulla con tres policías y minutos más tarde del hecho se acercaron y le preguntaron: “¿Está usted bien? Es que estas haciendo un escándalo en la vía pública y no podemos permitir ese tipo de comportamiento”. La víctima les preguntó: “¿Es en serio? estas viendo que me hicieron una agresión física y ¡Lo que te apura es mi escándalo!”, pero no obtuvo mayor respuesta.La joven de 20 años decidió seguir su camino hasta llegar al punto donde se vería con su compañera de clase. Se fueron en Uber a la universidad ubicada cerca de las vías del tren en avenida Inglaterra, mientras su amiga le hacía una improvisada compresa con agua fría. Ariadna estaba molesta, le ardía su cara y comenzó a tener una crisis de ansiedad. “Estaba tan bloqueada que me fui directo al salón, no quería hablar con nadie, no me sentía bien y hasta que llegó mi maestra a la clase le dije lo que me pasó”..La maestra que impartía la clase era doctora y le dio las primeras atenciones con pastillas para el dolor y una crema para quemaduras del botiquín de primeros auxilios. En cuanto acabó la clase, la joven fue a su médico de cabecera quien le explicó se trataba de quemaduras de segundo grado.Ariadna tuvo que comprar la crema para quemadura y más tarde comunicarle el hecho a su mamá, pues es originaria de Michoacán. “Me asuste tanto que ya no quería estar aquí pero mi mama me calmó”. Ariadna sabía que si se iba un par de días con su familia posiblemente ya no querría regresar tras la agresión. Decidió quedarse en la ciudad y continuar sus estudios, lo que implica pasar por el mismo lugar todos los días.La víctima es estudiante de criminología, criminalística y técnicas periciales y aunque ya llevaba algunos meses en la ciudad, apenas era su segunda semana en la escuela cuando pasó el incidente. Ariadna ya no sabe si quiere proceder a la denuncia por el comentario de los policías, de momento lo que quiere es no pensar en la agresión para evitar tener otra crisis de ansiedad.NR