El Tren Ligero de Guadalajara es un universo en sí mismo. Parte de lo cotidiano, de la vida diaria de los tapatíos, tiene una peculiar relación de amor y odio con todos nosotros, pues del mismo modo que nos lleva a nuestros destinos, también nos complica la existencia como pocas cosas en el mundo. Con más de 30 años en Guadalajara, en el Tren Ligero se han vivido mil y una historias, y todos los tapatíos tienen alguna anécdota que contar, algo vivido entre sus andenes, un recuerdo en sus vagones, una carcajada o momento frustrante mientras se hacía tarde para el trabajo, y parecía que el tren no llegaba nunca. Estas son algunas de las cosas más divertidas, extrañas y hasta vergonzosas que se han vivido en el Tren Ligero de Guadalajara. El 10 de junio del 2018, una lluvia catastrófica sacudió Guadalajara. Fue una lluvia terrible, como hacía mucho no se había visto, y que ocasionó un caos pocas veces visto, mucho más inusual que los desórdenes que dejan las lluvias cada año. Pero en 2018 llovió tanto, y tan intenso, que las vías del Tren Ligero quedaron inundadas.Los vagones se quedaron atascados en el agua, y los pasajeros no tuvieron más remedio que nadar para salir de aquel atolladero. Quienes no sabían nadar, tuvieron que usar salvavidas e incluso tablas de surf para salvarse de los vagones inundados.El pasado lunes 10 de abril, el servicio del Tren Ligero se detuvo no por fallas, sino porque un prófugo de la Policía Estatal se internó dentro de la estación Juárez, y corrió dentro de los túneles para no ser detenido. Ante el riesgo de una persona andando entre las vías subterráneas, SITEUR dejó de prestar el servicio, mientras la policía perseguía al sujeto por la oscuridad hasta El Refugio. En diciembre del 2022, en plenas celebraciones decembrinas, un video se viralizó en redes sociales. En este, se mostraba a un abuelo y a su nieto encendían un cohete en la estación de San Juan de Dios, y antes de que estallara, salieron huyendo. Después, las autoridades les prohibieron ingresar a las instalaciones. En junio del año pasado, una mujer sintió que el vientre comenzaba a dolerle, mientras estaba en pleno vagón del Tren Ligero. Con la ayuda de empleados empezó sus labores de parto, pero afortunadamente los paramédicos llegaron a tiempo y consiguieron llevarla al hospital, donde pudo dar a luz. "En Juárez, mucha gente se salta los andenes y se ponen a orinar donde no hay cámaras de seguridad", dice Andrea, de 27 años. "Pasa casi todos los días"Karla tuvo que caminar por las vías después de que el servicio se detuviera tras el atropellamiento de un hombre, que quedó prensado en el tren. Otra mañana que se dirigía al trabajo, a Karla le tocó ver cómo dos hombres en situación de calle se daban un apasionado beso en el túnel debajo de Plaza Universidad. En una anécdota similar, Felipe presenció cómo una pareja anónima entablaba pasión disimulada en Washington.En Juárez, Sebastián ha olido muchas veces el hálito indiscutible de la marihuana. Todos los días, a todas horas, Mariana ve a algún trabajador descarriado saboreando una cerveza en medio de la multitud apretujada. Una vez, Luz María fue testigo de la historia triste de cómo una joven terminaba a su novio en medio de todo el mundo, en Ávila Camacho.En años recientes, se han incrementado los accidentes relacionados con el Tren Ligero, desde suicidios, atropellamientos, muertes, y las fallas en el servicio que son pan de todos los días. "En mis tiempos no era así", recuerda Clementina Rivera. "Antes qué esperanza que el tren se llenara tanto, la gente lo respetaba, era bien raro que fallara. No fallaba nunca". El Tren Ligero registró 114.5 millones de viajes en 2021.FS