Tlajomulco y Guadalajara son los municipios donde más cadáveres son abandonados, de acuerdo con la investigación “Mapeo de cadáveres encontrados en el Área Metropolitana de Guadalajara: magnitud y tendencias”, realizada por los investigadores de la Universidad de Guadalajara, Guillermo Julián González Pérez y Antonio Reyna Sevilla.De los 567 cadáveres contabilizados por los investigadores para este estudio, mismos que fueron abandonados en distintos puntos de la Zona Metropolitana de Guadalajara durante 2018, el 27.5% (135 cadáveres) se se registró en el municipio de Tlajomulco, mientras que el 19.9% (113 cuerpos) fue en Guadalajara, explicó el maestro Reyna Sevilla.Los municipios que ocuparon los siguientes tres puestos fueron Tlaquepaque con el 95% (95 cuerpos), Zapopan con 13.6% (77 cadáveres) y Tonalá con el 13% de los hallazgos (74 cuerpos).En Tlajomulco, las colonias que presentaron una mayor incidencia fueron Chulavista, Lomas del Mirador, Villa Fontana Aqua, Cumbres del Roble y Los Encinos, donde se llegaron a registrar hasta 10 cadáveres durante el año analizado.Sin embargo, explicó, la zona de Santa Fe es la más complicada para este municipio, pues en aproximadamente dos kilómetros a la redonda se localizó al 15.4 por ciento de los cuerpos abandonados en este municipio, mientras que a unos cuatro kilómetros alrededor se halló al 56.4 por ciento.En Guadalajara, refirió el investigador, las colonias con más hallazgos de cuerpos fueron Santa Elena Estadio, Santa Elena de la Cruz, Rancho Nuevo, Morelos, San Elías y Santa Mónica.De acuerdo con Reyna Sevilla, para el mapeo se tomaron en cuenta los cadáveres reportados a través de medios de comunicación y redes sociales, comparando la información entre sí para confirmarla y contrastarla, tomando en cuenta los cuerpos que fueron abandonados en la vía pública, dentro de vehículos, envueltos en bolsas plásticas o cobijas, e incluso, dentro de fosas.El doctor González Pérez explicó que tras un análisis de las colonias y los sitios donde estos cadáveres fueron hallados se encontró con que son espacios alejados, con poco (o sin) alumbrado público, y que esto, generalmente, representa que quienes los dejaron ahí buscaban que los cadáveres no fueran localizados tan fácilmente.“En principio depende quién es el responsable. En estos datos vemos que los echan en un canal, en una fosa, en una brecha, la idea general es que no los encuentren y que no encuentren a quién los está abandonando, por eso los dejan en lugares de difícil acceso. Eso no quiere decir que en casos específicos podamos encontrar cadáveres, por ejemplo en un puente, y que lo que quieran es dejar un mensaje, parte es el propósito de evidenciar algo” expresó.Por su parte, Reyna Sevilla añadió que no puede descartarse que además, en los entornos donde fueron abandonados los cuerpos, pudieran existir fincas relacionadas con actividades del crimen organizado.Por último, el maestro refirió que la tendencia continuó durante 2019 y que al parecer permanecerá durante este año, sin embargo, la información correspondiente a estos periodos aún está bajo análisis.“No hay casualidad en estos datos, si esto se estuviera monitoreando día a día, mes a mes, uno podría anticipar escenarios y de alguna manera predecir cuáles son las colonias de mayor riesgo, porque obviamente debe estar pasando algo para que se registre una frecuencia muy por encima del resto y que sean valores atípicos. Esto permitiría focalizar geográficamente estrategias de prevención específicas para atender este tipo de delitos”, expresó Reyna Sevilla.NR