El 10 de abril, un paciente con COVID-19 de 69 años y con antecedentes de diabetes e hipertensión, así como con secuelas leves de un derrame cerebral, ingresó a la Clínica 46 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).Seis días después fue dado de alta para continuar con aislamiento en casa, pues no presentó más síntomas graves. Jarvi's Javier Enoch Rivera Laguna, infectólogo del lugar, de 34 años y originario de Zacoalco de Torres, fue uno de los médicos que lo atendió.“Es una gran satisfacción que un paciente con estas condiciones tuvo una buena evolución. Nos alienta a todos a seguir trabajando para el bien de los pacientes”, expresó.Jarvi’s es egresado del hospital infantil Federico Gómez de la Ciudad de México. También fue en esta ciudad donde hizo su especialidad en infectología y, en julio de 2019, comenzó a trabajar en el IMSS.Desde el 1 de abril atiende pacientes con diagnóstico o sospecha de COVID-19 en el área especial (piso 9) designada en la clínica.“El primer día que me dijeron que entraría al área sí tuve miedo de contagiarme, pero luego de los primeros casos supe que las posibilidades de contagiarme son más altas en la calle que en el hospital”, compartió.Esto por el protocolo tan estricto que llevan cada día de trabajo, en el que un traje Tyvek, blanco y de plástico, junto con la careta, mascarilla, las botas y los goggles, son lo más preciado que tienen.Tanto que, antes de usar uno, hay que comer y hacer del baño, pues es el único que tendrán en la jornada. Y, aunque a diario tiene pacientes, este 21 de abril fue el día con más sospechosos: 20 en total.Además de ser infectólogo en la clínica 46, Jarvi’s es médico pediatra en Ciudad Guzmán, a unos minutos de la casa en la que creció y a la que ha tenido que restringir las visitas para evitar contagios.Mientras que en su casa, en Guadalajara, desinfecta todo constantemente.Al final, “solo queda pedirle a la gente que pare las agresiones hacia el personal de salud y que atiendan las medidas de protección, sobre todo el lavado de manos”.NR