El primer día de la contingencia pensaron que recibirían ayuda. Cuatro meses después, afirman, los dejaron solos. Son Eugenia y seis miembros de su familia, quienes duermen en una casa de láminas, madera y pocos ladrillos. Viven en la Colonia Ojo de Agua, en Tlaquepaque. Al iniciar la contingencia, el Ayuntamiento les entregó una pequeña despensa. “Venía medio kilo de cada producto y con eso pude alimentar un día a todos. Dijeron que vendrían cada quincena a apoyarnos, pero nunca regresaron”.“Hemos vivido (la pandemia) batallando para la comida, sin apoyos y con miedo a enfermarnos”.Todos se enteraron de los estímulos económicos del Gobierno estatal, pero al no tener teléfono ni internet, desistieron de la idea de solicitar alguno. Y para ellos, los cubrebocas y el gel antibacterial no son prioritarios.JL