Después de una investigación que duró años, especialistas e historiadores lograron localizar finalmente la tumba de Fray Antonio Alcalde, máximo benefactor de la ciudad de Guadalajara durante el siglo XVIII. En agosto próximo se celebrará el 231 aniversario luctuoso del llamado “Fraile de la Calavera”, y las autoridades civiles y eclesiásticas tienen programadas diversas actividades para dar a conocer el hallazgo histórico.En rueda de prensa al término de la misa dominical en la Catedral Metropolitana, los historiadores mencionaron que se conocía la ubicación del sepulcro de Alcalde en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, pero se ignoraba en qué parte del edificio estaba.“Un hallazgo del todo providencial para la memoria del máximo benefactor de Guadalajara, de Jalisco y del Occidente de México, Fray Antonio Alcalde”, expresó el presbítero e historiador, Tomás de Híjar Ornelas.El cronista explicó que a todos los obispos se les sepultaba en el interior de la Catedral y después de algunos años, los restos eran colocados en osarios. Esta tradición surgió en 1552 tras el fallecimiento del primer obispo de la diócesis de Guadalajara, Pedro Gómez Maraver. Fray Antonio Alcalde pidió como excepción que se le sepultara en el Santuario de Guadalupe. A decir del especialista, esta acción facilitó identificar los restos, porque si hubieran sido depositados en un osario sería complejo distinguir los restos de Alcalde de los otros religiosos.“El 9 de agosto a las ocho de la noche, el ingeniero Héctor Robledo hará público en qué condiciones se encontró el lugar donde está el ataúd y los restos mortales de Fray Antonio Alcalde”, agregó De Híjar Ornelas. Por su parte, el canónigo José Guadalupe Dueñas Gómez mencionó que están en busca de documentos históricos para la beatificación de Alcalde. Este reconocimiento se deriva de sus actos de caridad y como benefactor de la ciudad.“Al tratarse de una causa de carácter histórico se hace el acopio de mucho material y documentación que se refiera a él y donde vivió. Incluso dicen que han visto la figura de un fraile con las características de Fray Antonio Alcalde en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe”, sentenció.El cardenal de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, destacó la trayectoria de Fray Antonio Alcalde.“La vivencia de sus virtudes humanas en grado heroico, especialmente la fe, la esperanza, la caridad, su humildad, pobreza. Vamos ahondando en la toma de conciencia de su vida en santidad”, expresó. Especialistas e investigadores que localizaron la tumba de Fray Antonio Alcalde sólo contaban con una pista: una publicación de 1792 de la Gaceta de México, que informaba que el obispo fue sepultado dentro del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en algún punto entre el altar y un muro, del lado del Evangelio.Dos siglos después esta información se convirtió en la pieza clave para hallar los restos mortales del máximo benefactor de la ciudad de Guadalajara. Originalmente se pensó que el sepulcro se encontraba empotrado en el muro poniente del altar, pero esto se descartó en 1874 y cambió la hipótesis: Alcalde se encontraba sepultado a ras de suelo, en un zócalo que se forma debajo del altar.Con sonares, sensores y tecnología 3D, se realizaron inspecciones en el suelo del Santuario, lo que permitió localizar el sitio donde se encuentra la tumba. El sepulcro está a un metro de profundidad.“Es muy emotivo que hoy hacemos pesquisas para saber el sitio exacto donde están sus despojos mortales, considerando que él se encuentra en proceso de canonización y que esa es una de las condiciones, cuando la paz diocesana esté llegando a su fin, presentar el estado de sus restos y el sitio exacto donde se hallan”, expresó el sacerdote tapatío, Tomás de Híjar Ornelas. CT
