Muchos sueñan con esos días de relajación y deleite en una hermosa playa de Puerto Vallarta. La quietud que ofrece el panorama comienza a relajar solamente de imaginarlo. Pero cuando se llega ahí, la realidad rebasa la fantasía.Y es que cada vez más es común observar las playas de Puerto Vallarta plagadas de sombrillas. Algunas llevadas al lugar por los mismos paseantes, pero la gran mayoría, dispuestas por los comerciantes que ofrecen los artículos para protegerse del sol en renta o como una oferta para quien consuma alimentos y bebidas en sus negocios.Son muchos los quejosos, que ven cómo el uso desmesurado de las sombrillas termina con la belleza de las playas, impide el libre paso de los turistas e, incluso, según señalan medios del destino turístico, "fomentan la venta ilegal de productos", lo que impacta en a baja de la plusvalía de las zonas aledañas y un impacto negativo en la imagen del destino turístico de Jalisco.Las sombrillas, aseguran los comerciantes, tienen permiso de las autoridades para ser rentadas y colocadas ahí, pero en playas pequeñas son un verdadero problema porque el espacio para la recreación se vuelve aún más diminuto. Y se desconoce la postura del Ayuntamiento de Puerto Vallarta al respecto.La legislación mexicana permite el establecimiento de infraestructura en la playa, pero únicamente cuando se trate de bajo impacto, como enramadas, sombrillas y palafitos, que permitan el transporte de sedimentos. La facultad para otorgar concesiones, permisos y autorizaciones en la Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat), es exclusiva de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), por lo que los municipios costeros no cuentan con atribuciones en ese sentido.De esta forma, la Semarnat otorga los permisos para la renta de sombrillas, sillas y mesas en la playa, pero con ciertas restricciones. No pueden apartar lugares en la playa ni tampoco pueden abrir las sombrillas antes de que los clientes la renten.OA