Las vacaciones de Semana Santa se terminaron, es el pensamiento de muchos paseantes que ven, en cuestión de horas, que sus horas de descanso y diversión en Puerto Vallarta están a punto de extinguirse, por eso vale la pena el último chapuzón.Las playas de Puerto Vallarta lucen repletas, aunque menos que en ediciones anteriores; y conforme pasa la tarde, cada vez más, desertan varios turistas que emprenden el viaje de regreso, que se pronostica lento y cansado. Por eso, ante la que es una realidad inminente, hombres, mujeres, niños, niñas y lomitos disfrutan del sol, la arena y el mar; y hacen que cada minuto cuente.En la Playa Esmeralda las bocinas emprenden una batalla entre ellas para saber si el reggaetón o la banda es la música reina que deleita a los bañistas. Las gorras y las playeras son las herramientas de varios para no ser presas del sol, pero existen otros aguerridos que lo desafían. Los más friolentos prefieren disfrutar lejos del agua. Los vendedores circulan entre la arena, buscando a ese cliente que, en medio de la zona sin tiendas, esté dispuesto a desembolsar unas monedas de más para adquirir una fruta, un helado, un coco o las famosas varitas de camarón que son el deleite de muchos. Y sí, el alcohol también está presente, por lo menos en latas, porque el envase de vidrio no existe en las tiendas de Puerto Vallarta. Con la inconformidad de los locales, que muestran en redes sociales la suciedad que dejan "los de Guadalajara" luego de irse, los paseantes disfrutan sin pensar en el lunes, sus últimos momentos de felicidad.FS
