En Jalisco, desde que inició el año se han registrado al menos siete hechos en los que miembros del crimen organizado han plagiado a ciudadanos en grupo. Así ocurrió en el caso de Ana Karen, José Alberto y Luis Ángel González Moreno, hermanos cuyos cuerpos fueron hallados el domingo pasado en el municipio de San Cristóbal de la Barranca, de acuerdo con la Fiscalía de Jalisco. Lo anterior, según expertos consultados por esta casa editorial, indica que el modus operandi de los delincuentes ha cambiado. Por ejemplo, Jorge Tejada Montaño, académico del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), dijo que este fenómeno incide en una mayor presión tanto para grupos antagónicos (al tratar de obtener información sobre sus rivales) como para las autoridades, al movilizar recursos e investigaciones para dar con las víctimas. “Llevarse a una segunda o tercera persona lo hacen para borrar la posibilidad de testigos que los puedan identificar, aunque también buscan generar terror o miedo entre la población”, comentó el especialista. Por su parte, Fernando Espinoza de los Monteros, investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG), añadió que si bien la privación ilegal de la libertad es una estrategia que la delincuencia ha usado por años, el que ahora lo haga contra grupos de personas responde también a que el Gobierno le ha permitido operar libremente al no establecer estrategias de contención. El lunes, la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) urgió a las autoridades estatales a informar sobre el modo de operación de estos grupos delictivos en la Entidad, que a través de “escuadrones” o “células” son identificados como perpetradores de desaparición de personas. Con esto se busca que “se oriente y proporcionen las herramientas de denuncia, prevención y actuación urgentes que permitan a las familias salvaguardar sus vidas y bienes”. Las autoridades de Jalisco han registrado la desaparición de una familia de cinco integrantes, quienes aparecieron con vida días después, y seis hechos similares más.CASOS EMBLEMÁTICOSPese a que la inseguridad en Jalisco no es un fenómeno nuevo, el Estado no ha hecho frente con inteligencia al crimen organizado, y por ello se debe apostar a nuevas estrategias para tratar de contenerlo y desmantelarlo.Tal fue una de las conclusiones del investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Arturo Villareal Palos, quien opinó que si bien es necesario fortalecer al personal de seguridad pública en las regiones para pacificarlas y relegar a los criminales, las labores de inteligencia deben adelantarse a los grupos delincuenciales a fin de evitar que éstos se desplacen a nuevas regiones, ocasionando que otras comunidades también se vean obligadas a huir como sucedió en Teocaltiche.“A lo mejor van a cubrir ese hueco, pero ahora la pregunta es hacia dónde se van a mover los cárteles en pugna, que es donde precisamente está habiendo fallas de inteligencia, pues o no se están detectando los problemas en el interior del Estado o se dejan crecer, y ante esta situación no se ha visto alguna propuesta ni federal ni estatal”, expresó.Por su parte, el académico del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Jorge Tejada Montaño, añadió que la falla en la estrategia no es sólo del Gobierno local, sino también del federal, ya que la lógica a escala nacional se ha enfocado en no enfrentarse con el crimen organizado, permitiendo que éste siga creciendo desmedidamente y que el Estado apenas alcance a reaccionar desde su competencia.“Lo que hemos visto en Teocaltiche son ataques dirigidos, estrategias para controlar regiones y caminos que les sirven para planes más grandes de expansión. Al trabajar como empresas van cumpliendo objetivos, dominando a las autoridades locales para continuar con el tráfico de droga, almacén, lavado de dinero, cobros de piso, extorsiones, y esto llega ya hasta el ámbito federal. Lo menos que puede hacer el Estado es retomar la presencia geográfica”, señaló Tejada Montaño.Ambos coincidieron en que, para que el primer paso rinda frutos, deben inyectarse los recursos necesarios para una buena operación tanto en infraestructura como en equipamiento.