Hace más de un año, Keyla y su familia comenzaron los preparativos para sus XV años, que se celebrarían a inicios de junio. Sin embargo, por las medidas anunciadas a causa de la pandemia de COVID-19 la reagendaron para el 2 de enero.Pero, a dos semanas del evento, el gobierno del Estado anunció un nuevo botón de emergencia del 25 de diciembre al 10 de enero, así que tuvo que volver a cancelar y ahora está en espera de una nueva fecha, pues fue la opción que le dieron en la terraza contratada."Ayer me avisó una amiga y una conocida que iban a cerrar, antes de que me avisara la de la terraza. Entonces pensé "¿ahora qué voy a hacer?". La persona que me estaba atendiendo en el lugar me dijo que teníamos que mover la fecha", compartió Cristina, su mamá, mientras Keyla revisaba las fotos que se mostrarían como bienvenida en su fiesta.Agregó que, al tiempo que cambiaba otra vez las fechas de la maquillista, la peinadora y el fotógrafo, tiraba los boletos con la fecha anterior. También ha hecho llamadas y mandado mensajes a sus invitados para cancelar de nuevo."Si afecta y es triste, porque tienes tanto tiempo planeando y organizando para que pase esto. Sé que estamos en tiempos difíciles, pero sí es complicado hacerse a la idea. De por sí ya teníamos restricciones de personas y tuve que desinvitar a muchos", expresó Cristina.Keyla también lamentó la cancelación a unos días y con todo listo: "Me siento muy decepcionada porque no sabemos hasta cuándo se vuelva a posponer. Además es también volver a invitar a la gente, rehacer las invitaciones y los boletos. A mis amigas también se les han cancelado", indicó.Los casi 55 mil pesos que Gustavo Jáuregui perdió al reagendar su boda por tercera ocasión son el menor de sus males. Debido al nuevo “botonazo”, el evento que tenía previsto para este sábado no ocurrirá. Ya tenía lista la decoración, las flores, la comida y los invitados, pero lo que más le importa es que su familia de Estados Unidos ya está en Jalisco y no habrá nada. “Es una burla que hayan cancelado con tan poca anticipación. Todos sabemos que (el Gobierno estatal) debió cerrar desde el Buen Fin, no lo hizo por no perjudicar a grandes empresas y ahora cierra un día después de Navidad, luego de tener plazas llenas. Ya para qué si ya nadie vende nada”.La primera fecha de su boda era en marzo, después la movieron para agosto y al final a diciembre. Y cinco días antes de que ocurriera, las autoridades anunciaron restricciones hasta el 10 de enero para tratar de contener los contagios de COVID-19. Ese mismo día, su decorador le dijo que ya había arreglado el salón de eventos, que las flores ya estaban listas y la entrega de la comida ya había sido pactada.“El decorador no me podía regresar nada porque ya había hecho su trabajo, las flores se piden con seis meses de anticipación y el de la comida me dijo: ‘¿te la congelo hasta junio?’, así que sólo me devolvió 30 por ciento”.Además, al ser un evento grande debía liquidar todo con una semana de anticipación (desde el 18 de diciembre). “Ahorré un año y tres meses para esta boda”.Por la incertidumbre ante un nuevo cierre, dijo que buscarán una fecha apartada de vacaciones de Semana Santa y Pascua, que es cuando, cree, volverán a cerrar otra vez.Si hay una secuela que han generado los “botones de emergencia” para los clientes de los organizadores de eventos en Jalisco, es la incertidumbre. Y ésta, a la distancia, se ha traducido en un desplome en sus ingresos.Mónica Robles, por ejemplo, solía tener a su cargo entre dos y tres eventos por semana, pero ante las medidas de aislamiento aplicadas en la Entidad, cerrará 2020 con sólo 20 en los 12 meses.Hay que agregar que el siguiente año serán más los eventos atrasados que los nuevos, lo que repercutirá en pérdidas.Cuatro de cada 10 festividades que ella debía organizar le han cancelado definitivamente; el resto fueron reagendadas.“El detalle es cuadrar a todos los proveedores y (esperar) que no vuelva a haber un cierre, porque (las autoridades) no dan más explicación ni se reúnen, al menos, con quienes nos dedicamos a los eventos para no afectarnos tanto. Sólo cierran y eso causa incertidumbre y desánimo en los clientes”.