Alejandro Rivera Juárez fue visto por última vez la tarde del 13 de agosto pasado. Su vecina Martha le preguntó a dónde iba y él respondió que a cenar. Desde entonces se desconoce su paradero.Olivia Iturbe, su esposa, destacó que como la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas no le ha brindado la atención debida, ella y su hijo ya empezaron a investigar por su cuenta. Ellos descubrieron que el 16 de agosto una mudanza llegó al domicilio de Alejandro, en la colonia Villa Fontana Aqua, en Tlajomulco. Sus cosas fueron llevadas a un local de la Zona Metropolitana de Guadalajara. El dueño de la finca que él rentaba no ha sido llamado a declarar. Únicamente se citó “a declarar” al responsable de la mudanza de ese domingo: lo hizo en un supermercado de la colonia Santa Fe, en Tlajomulco, pero lo dicho por el hombre no fue integrado a la investigación, indicó Olivia. Ella y su hijo rastrearon la computadora de Alejandro y la encontraron en el Estado de México; pero también, con la ayuda de la Comisión Estatal de búsqueda, hallaron sangre en la casa de Alejandro y de su paradero la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas no tiene información. “Les dimos todo, placas, nombres, direcciones y hasta hoy no han hecho nada. La MP encargada del caso se fue de vacaciones dos semanas y no dejaron a nadie como responsable de la investigación, dos semanas que eran importantes para encontrarlo. Nos han dicho que quizá se fue con alguien, pero es imposible, él sabía que mi hijo llegaba de viaje y lo estaba esperando. Todo lo hemos investigado nosotros, ellos no han hecho nada”, expresó.Agregó que cuando llegó a la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas para hablar con su titular, Blanca Trujillo, y entregarle la información que tenía, su secretaria le dijo que había salido, pero que le había “dejado saludos”.Similar ocurrió cuando pidió que le entregaran a la Ministerio Público las fotografías de lo encontrado en la casa de Alejandro: le dijeron que “había salido a revisar algo de su carpeta de investigación”, pero ni siquiera se habían hecho los análisis a la sábana de llamadas de los teléfonos de los posibles involucrados, dijo.Por las inconsistencias en la investigación, Olivia presentó una queja en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). “La impotencia es que te traten como idiota. Por situaciones como éstas todas las familias que tienen desaparecidos estamos inconformes. Si en mi caso, que tenía todos los elementos para realizar una búsqueda, ésta no se hizo, imaginemos a las familias que no tienen ni un solo dato”.