Luis Felipe Rivera Tello, policía tapatío, cuenta que durante sus jornadas laborales para él era más fácil comer chucherías en la calle que llevar una alimentación sana. Este tipo de acciones provocaron que llegara a pesar 115 kilos. Con esta condición se cansaba cuando realizaba cualquier actividad, le dolían las rodillas y tenía malestares estomacales.Sin embargo, gracias a un plan alimenticio especializado que acompañó con rutinas de ejercicio diarias en el gimnasio de la academia de la Comisaría de Guadalajara, ya logró bajar 25 kilos y va por más. El coordinador del programa de actividad física de la corporación, Eduardo Sánchez, explicó que además de estas acciones, la dependencia también ofrece, en conjunto con el Consejo Municipal del Deporte (Comude), becas de atletismo, ciclismo y natación. Según el funcionario, esta última disciplina es tan popular que ya se inscribieron 100 elementos.Agregó que incluso se llevan a cabo torneos de basquetbol, futbol, carreras atléticas y maratones en los que constantemente se invita a los uniformados. La Policía cuenta con su propio gimnasio, al que acuden durante sus tiempos libres, con entrenadores y nutriólogos que les brindan asesoría personalizada. El objetivo de todas estas medidas es lograr que los elementos se alejen del sobrepeso y la obesidad.Para Sánchez, uno de los motivos que provocan que los policías presenten este tipo de problemas es por su rutina y sus cargas laborales, pues se les complica comer de manera saludable.“Tener sobrepeso sí puede llegar a afectar, porque nosotros como policías debemos estar al 100%, tanto mental como físicamente. El estar tantas horas en una patrulla es muy desgastante y estar en el mejor estado físico te permite darle un mejor servicio a la ciudadanía. El policía está más activo, más ágil, con un mejor estado de salud”, señaló.Ninguna baja por sobrepesoJoan Manuel Sandoval forma parte de la Policía de Guadalajara y actualmente se encuentra adscrito a la Fuerza Única Regional. Pesa 93 kilos, 10 por encima de su peso ideal.Para él, el patrullaje fue uno de los factores que lo llevó a tener esta condición, pues no hay tiempo para comer y los alimentos que consume en la calle no son saludables.Por esta razón, y desde hace tres meses, el elemento acude todos los días al gimnasio de la Comisaría de Guadalajara para llevar a cabo una rutina de ejercicio acompañada por sus instructores. También cambió su dieta.La Comisaría tapatía señaló, como respuesta a una solicitud de información, vía Transparencia, que ningún policía ha sido retirado de sus labores operativas o dado de baja por presentar problemas de sobrepeso u obesidad.Arturo Villarreal Palos, investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG), explicó que es necesario que los policías cuenten con planes institucionales de acondicionamiento físico dentro de sus jornadas laborales, así como con programas de nutrición y de concientización del problema, pues además de poner en riesgo su salud, ponen en peligro su seguridad personal ya que el no gozar de una buena salud, no les permite cumplir plenamente sus actividades.Arturo Villarreal Palos, (académico de la Universidad de Guadalajara)El investigador del Departamento de Derecho Público señaló que hace falta que los programas institucionales internos de acondicionamiento físico se implementen como parte de la jornada laboral de los policías, pues tener una buena condición física es un requisito para ellos.“A lo mejor hay fallas para que los programas les resulten atractivos. Sabemos que las policías municipales presentan muchos problemas para cumplir con todas las rotaciones del personal y tal vez no se pueden dar el lujo de enviar a sus elementos a un acondicionamiento físico, pero esto es algo que debería de hacerse”, dijo.El especialista puso como ejemplo a la Policía Federal, que en 2014 registró que 100% de sus elementos presentaba problemas de sobrepeso y obesidad. Sin embargo, gracias a la puesta en marcha de diferentes acciones, como el manejo de la dieta y la aplicación de programas de acondicionamiento y fortalecimiento de sus capacidades físicas, la corporación logró resultados positivos en 2016.Villarreal Palos agregó que si bien no se puede despedir a los policías por presentar sobrepeso u obesidad, deben entender que mantener un peso adecuado aporta a la seguridad de sí mismos, pues constantemente se encuentran en labores de riesgo para las que deben estar preparados y con la mejor condición.El pasado 26 de julio, este medio de comunicación publicó que, según el Consejo Estatal de Seguridad Pública, desde 2015 hasta la fecha se ha informado a las policías estatal y municipales que 258 de sus elementos (1.5% de los que fueron evaluados por el organismo) no pueden realizar labores operativas ni portar armas, pues diversos problemas de salud les impiden desarrollar estas actividades.A pesar de esta situación, no todos los policías han sido retirados de las calles. La secretaria técnica del Consejo, Ruth Gallardo Vega, estimó que hasta el momento 50% ha sido reubicado tal y como se sugirió a las corporaciones de seguridad.Detalló que 86 son estatales y 172 de todos los municipios de la Entidad. Explicó que en los chequeos médicos, que formaron parte de los exámenes de control de confianza, encontraron afectaciones relacionadas con la vista, las articulaciones, la obesidad e incluso la epilepsia.“Encontramos también como un foco rojo los trastornos depresivos y de ansiedad y, sobre todo, los que están siendo tratados por algún padecimiento que puede ser ya psiquiátrico con medicamentos de control”.En el caso de la obesidad, se recomendó a las autoridades dar seguimiento a través de ejercicio y sesiones con un nutriólogo, de modo que el servidor señalado pudiera regresar al puesto luego de bajar de peso.Deben estar “en condición” para cumplir la leyDe acuerdo con César Orozco, segundo visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ), evidenciar que un policía presenta sobrepeso u obesidad no debe ser considerado como una violación a sus derechos humanos si esto no se realiza con el propósito de discriminar a los elementos que lo presentan y, por el contrario, se hace el señalamiento para pedirles que mejoren su condición física.“Si a un elemento se le restringen derechos por el simple hecho de su condición física hablamos de una discriminación. Pero si la orden que pueda dar el mando superior para que los policías estén en cierta condición física es objetiva, es razonable, en función de la actividad que desempeñan, no hablamos aquí de una exclusión o una discriminación”, dijo.Orozco explicó que la función policial requiere de elementos con características especiales que los vuelve servidores públicos capacitados para combatir el delito, por lo tanto la autoridad puede exigir a su cuerpo de seguridad ciertas condiciones de salud o físicas para que puedan desempeñar una tarea tan importante como es la seguridad pública.“Si lo hace, la autoridad no estaría violando sus derechos humanos, al contrario, esta es una exigencia que tenemos todos los ciudadanos, de que los encargados de hacer cumplir la ley estén en condiciones físicas de salud óptimas para combatir el delito, pues se convierte en una exigencia y en un derecho humano que tenemos otras personas para que la autoridad tenga las mejores condiciones”, dijo el visitador.798 policías con problemas de sobrepeso y obesidad identificó la Comisaría de Guadalajara de una muestra de 977 a los que se les aplicaron exámenes de control de confianza.