Alberto es originario de Santa Bárbara, Honduras. A finales de febrero salió de su país con rumbo a los Estados Unidos. Llegó a Guadalajara durante el paso del tren y, aunque solo tenía pensado descansar en la ciudad, luego de cerca de 20 días decidió quedarse por considerarla segura, en comparación con su país natal, en el que fue extorsionado y donde dejó a su madre y sus hermanos.Él desconoce los conflictos que existen entre México y Estados Unidos y tampoco había escuchado la propuesta del presidente Donald Trump de cerrar la frontera, sólo tenía pensado llegar a EU porque había escuchado que allá a la gente “le iba bien” y lo vio como un escape a las extorsiones y amenazas que “los maras” le hicieron y por las cuales perdió los dos taxis que administraba en Honduras.Llegó al albergue FM4, ubicado en Calderón de la Barca 468A, luego de que compañeros en el trayecto le hablaron del lugar; ahí le ofrecieron dónde descansar y alimento, así como orientación jurídica para comenzar con sus trámites como refugiado en México.“Llegué a Guadalajara y vi que en las calles se puede caminar seguro en comparación con Honduras, aquí hasta tienen cámaras en cada esquina. Yo espero poder encontrar un trabajo pronto, tal vez como seguridad privada. Me dicen que pagan como tres mil pesos a la quincena y para mí eso es suficiente. La verdad ya no tengo pensado llegar a Estados Unidos, si consigo que me den mi condición de refugiado tengo pensado ahorrar y poner un negocio”.El paso de las caravanas migrantes por México y Jalisco llevó al Centro de Atención a Migrantes y Refugiados FM4 a mejorar las dinámicas del personal de ese albergue. Ahora realizan trabajos que antes no estaban en su agenda como monitoreos especiales de los migrantes para identificar más necesidades, y la promoción de los derechos específicos de este grupo. Además, idearon también una estrategia para el manejo de redes sociales con la finalidad de explicar las dudas que surjan de la ciudadanía.