Jalisco se encuentra en una región en donde los temblores, inundaciones y huracanes son una realidad. Sin embargo, la Secretaría de Educación en la Entidad (SEJ) no cuenta con un seguro en sus más de 13 mil escuelas, ya que lo considera inviable económicamente. Así lo afirmó su oficina de Comunicación Social.Sin embargo, tras los últimos sismos registrados en la Entidad, sus planteles han sufrido diversos daños, lo que ha obligado a la dependencia a realizar intervenciones costosas. Por ejemplo, en la reconstrucción de la Escuela Primaria “Miguel Hidalgo y Costilla”, ubicada en La Venta del Astillero y afectada por los terremotos presentados en diciembre de 2015, se gastaron 11 millones de pesos. Además, el sismo del pasado 19 de septiembre dejó 18 inmuebles dañados en el Estado que tendrán que ser atendidos con recursos propios o concursados ante el Instituto de la Infraestructura Física Educativa del Estado de Jalisco (Infejal).“Este es un tema político, yo desconozco los lineamientos bajo los cuales tiene establecido un Gobierno asegurar o no asegurar sus edificios. Pero la recomendación sería que las autoridades pidan cotizaciones con el objeto de ver qué tan caro o qué tan barato es asegurarse y tener prevista esta posibilidad, en caso de que hubiera un siniestro”, comentó Carlos Wolstein, agente de seguros.En contraste, la Secretaría de Educación Pública (SEP) sí cuenta con un seguro para escuelas que tiene una cobertura que asciende a los mil 800 millones de pesos. A pesar de ello, el Gobierno Federal tendrá que destinar otros 18 mil 200 millones de pesos para la reconstrucción y reparación de los 15 mil inmuebles afectados por los terremotos de septiembre. Otras instituciones educativas en el Estado sí cuentan con un seguro que protege sus edificios contra desastres naturales. “Cada institución educativa debería contemplarlo en su presupuesto anual. Para mí es una inversión, porque es una prevención y tenemos garantizado que el seguro nos cubra el daño que cualquier siniestro pueda causar”, comentó Yuliana Arellanes Ramos, encargada de Seguros Institucionales de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa).La Universidad de Guadalajara (UdeG) licita cada año un seguro para la protección de sus más de 500 edificios ante desastres naturales y robos. “Este es un elemento fundamental para nosotros porque tenemos muchos bienes muebles e inmuebles. Todo está debidamente asegurado porque es nuestra responsabilidad proteger el patrimonio público con el cual contamos”, afirmó Carmen Enedina Rodríguez, coordinadora general administrativa de la UdeG.La institución invierte alrededor de ocho millones de pesos en esta protección que cubre daños de hasta mil millones. Es decir, paga 16 mil pesos por cada uno de sus inmuebles. La última vez que la UdeG utilizó el instrumento fue en 2015, cuando el Huracán Patricia afectó seis planteles, entre ellos el Centro Universitario del Sur. En ese entonces la aseguradora pagó a la Universidad 710 mil 744 pesos. “La Universidad ha venido incorporando edificios, por ejemplo el CUTonalá”.Aunque la funcionaria no precisó el monto exacto de cuánto se ahorra al contar con este instrumento, detalló que también lo utilizan ante robos, principalmente de equipo de cómputo y automóviles.PODRÍA TENER PRECIO MUY ALTOAl igual que las compañías que ofrecen seguros médicos se niegan a aceptar a una persona con una patología en el corazón, las que ofrecen protección a casas y edificios pueden presentarse reacias a firmar un contrato con dueños de inmuebles si su patrimonio se encuentra construido en una zona de alta siniestralidad. “Todos tienen sus lineamientos para otorgar un seguro. Si estamos en una zona de riesgo, hay dos cosas muy probables: que nos sea muy difícil encontrar un seguro y que si lo encontramos el precio será muy alto”, mencionó Luis Gerardo Estrada, académico de Empresariales de la Universidad Panamericana (UP).El experto recomendó contemplar el presupuesto familiar y acudir con el asegurador para que lleve a cabo un plan que se base en las posibilidades económicas. “Siempre los seguros suelen ser un gasto, pero hay que verlos como algo que nos está ayudando a proteger nuestro capital, a proteger nuestro patrimonio y a proteger lo que tenemos”.TELÓN DE FONDOEn 1992, tras las explosiones del 22 de abril, Jalisco adquirió una red acelerográfica. El pasado 23 de septiembre, este medio de comunicación publicó que, aunque es clave para detectar las ondas o “aceleraciones” que llegan desde el epicentro de un sismo, no funciona desde 1998, año en que el Ayuntamiento de Guadalajara dejó de entregarle recursos.Tenía 12 equipos y actualmente cuenta con ocho. El que estaba instalado en la zona del Planetario fue robado. Otro, colocado en Puerto Vallarta, dejó de servir tras el abandono. Los dos restantes están por ser devueltos por el Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pues fueron enviados para su calibración. El presidente del Colegio de Ingenieros, Héctor Manuel Zepeda, afirmó que la ciudad requiere 10 aparatos más para ampliar la cobertura. La inversión es de 3.5 millones de pesos (MDP), sin contar la instalación. Explicó que es necesario conocer la dinámica del suelo ante las vibraciones, pues de esta forma se pueden actualizar y unificar los reglamentos de construcción, que datan de 1997. “Por eso se ha estado platicando con Protección Civil Jalisco, con autoridades municipales de Guadalajara y Zapopan, con el Gobierno del Estado… Lo único que necesitamos es apoyo”.Salvador Gómez, calculista de estructuras para edificios en todo el país, aseguró que la red tapatía es “muy pobre”, pues dos décadas en pausa han causado estragos irreversibles en ciertos equipos. “La red nos da una idea de cómo se mueve el suelo en diferentes zonas de la ciudad y del Estado; con qué aceleración se mueve después de un impacto sísmico, por ejemplo en la costa, y cómo llega el impacto en la ciudad”.
