A inicios de 2018, Carlo caminaba sobre la banqueta de la Avenida Juárez. Era de noche y, poco antes de llegar a la calle 8 de Julio, dos individuos lo alcanzaron y empujaron contra un cancel. Y mientras uno de ellos lo encañonó con una pistola, el otro le quitó sus pertenencias.“Primero pensé en correr, pero en eso (el que estaba armado) cortó cartucho y me quedé paralizado. Me dio mucho coraje porque yo siempre cargo una navaja, pero ni cómo usarla en ese momento”, expresó.Desde 2013, el Ayuntamiento de Guadalajara ha destinado al menos 73 millones 164 mil pesos para reforzar, específicamente, la vigilancia en el Centro Histórico de Guadalajara. En ese monto se incluye una inversión para la compra de 250 cámaras de videovigilancia que fueron instaladas en 2013, durante la administración de Ramiro Hernández, y la adquisición (en 2017 y 2018) de dos drones y más de 25 vehículos para patrullar sólo el primer cuadro tapatío.Todo eso sin contar la inversión en patrullas y equipos para que la Comisaría de Guadalajara refuerce su vigilancia en el municipio, así como los recursos destinados a obras cuyo fin es atraer al turismo y potenciar la convivencia en esa zona de la ciudad.Pese a esos esfuerzos, durante los últimos cinco años el Centro tapatío se ha colocado en el primer lugar de las 10 colonias con mayores índices delictivos de toda la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG). De hecho, en lugar de disminuir, los ilícitos repuntaron en los últimos años.Según las cifras de la Fiscalía estatal, en 2015 los crímenes en esa zona disminuyeron 44% en relación con 2013, pues pasaron de dos mil 318 ilícitos denunciados, a mil 284. Sin embargo, en 2018 la cifra repuntó y se duplicó; llegó a dos mil 616.En ese sentido, el alcalde de Guadalajara, Ismael Del Toro, precisó que la principal causa por la que el Centro tapatío se ha ubicado siempre como la colonia con más delitos de la ciudad es porque se trata de una zona con gran flujo económico.No obstante, aseguró que su administración impulsará la seguridad en ese espacio, y no sólo con operativos de vigilancia como el que ya ha quedado fijo sobre el Paseo Alcalde, sino mediante acciones conjuntas como la permanencia de inspectores que eviten el comercio informal y estrategias adecuadas de proximidad social, como apoyo en caso de alguna situación de acoso.