Jueves, 21 de Noviembre 2024

"Pensé que era mi imaginación, pero no me sentía cómoda cuando me tocaba, me hacía sentir muy mal"

Laura es una de las muchas mujeres que acuden al Centro de Justicia para las Mujeres a denunciar acoso

Por: Rubí Bobadilla

La División de la Policía de Guadalajara realiza alrededor de 90 servicios diariamente. EL INFORMADOR / ARCHIVO

La División de la Policía de Guadalajara realiza alrededor de 90 servicios diariamente. EL INFORMADOR / ARCHIVO

"Hola buenos días ¿Laura? Hablamos de la Policía de Guadalajara, de parte de la Deavim, ya estamos afuera de tu casa, aquí en la colonia Villaseñor ¿puedes abrirnos por favor?".

Laura, todavía desconcertada, recibe a la oficial y la invita a tomar asiento, no entiende muy bien qué ocurre, pero recuerda que en el Centro de Justicia para las Mujeres le dijeron que la policía tapatía se encargaría de darle seguimiento, durante los próximos 60 días, a la medida de protección que se le entregó para tenerla protegida de su agresor, quien estaba dentro de su propia familia.

Laura y su primo Josué habían crecido juntos porque se llevaban solo unos meses de diferencia. Se apoyaban y cuidaban uno al otro, sin embargo, ella no supo en qué momento comenzó a verla con otros ojos, y a los 17 años comenzó a tocarla de una forma en la cual no se sentía cómoda.

“No le dije a nadie, pensé que tal vez era mi imaginación, pero no me sentía cómoda cuando me tocaba, me hacía sentir muy mal. Solo trataba de evitarlo"

“No le dije a nadie, pensé que tal vez era mi imaginación, pero no me sentía cómoda cuando me tocaba, me hacía sentir muy mal. Solo trataba de evitarlo. Hace poco, ya cuando había cumplido 21 años, me di cuenta que por la ventana del baño había metido su mano y me estaba grabando con su celular. Tampoco le dije nada, nada más traté de taparme, pero le contenté a una prima y fue cuando ella me dijo que también le había hecho lo mismo”, cuenta Laura.

Las dos les dijeron a sus padres, quienes confrontaron a la mamá de Josué, pero ella no les creyó: "así sea mi hijo un violador, siempre será mi prioridad y siempre le voy a creer a él", les respondió.

Ante la negativa le pidieron que solicitara a Josué que no se acercara a la casa de ninguna de las dos jóvenes, sin embargo, la petición no era respetada y seguía acudiendo a sus domicilios, por lo cual Laura decidió poner una denuncia ante el Centro de Justicia para las Mujeres.

Ya sentadas en su sala, la oficial Estrella le explica que, desde la División Especializada de la Atención a la Violencia Contra las Mujeres en Razón de Género (Deavim) de la Policía de Guadalajara, compuesta por 70 elementos, se encargarán de estar al pendiente de la joven, acudiendo periódicamente a su domicilio para asegurarse de que todo esté bien, aunque también, le dicen, puede llamar directo al área si llega a sentirse en peligro.

Estrella pide también los datos de la red de contacto de Laura, con los cuales, en caso de que no puedan encontrarla en su domicilio o trabajo o que no responda el teléfono, puedan localizarla y saber cómo se encuentra gracias a sus personas de confianza. Citlalli, más confiada, guarda el teléfono 3312016598 en la agenda de su celular y les agradece antes de despedirlos.

“Recibimos un reporte del C5 Guadalajara, que en la colonia Oblatos una mujer que cuenta con dispositivo de emergencia porque su agresor entró a la casa. Solicitamos a la unidad de la Deavim para que acuda al punto a prestar apoyo” se escucha por el radio de la patrulla que recién abordaron Estrella y su compañero de fórmula, quienes ponen en el navegador de sus teléfonos la dirección del reporte para así, sumar un servicio más a los alrededor de 90 que brinda diariamente la División, para atender la problemática de la violencia contra las mujeres, desde el municipio.

GC

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