La ciudad de Guadalajara, en sus 482 años de vida, ha reunido incontables historias, muchas plasmadas u ocultas en sus edificios más emblemáticos. Durante la niñez, es común que los estudiantes difundan historias, argumentando que el terreno, antes de ser escuela, había sido un cementerio. Para sorpresa de muchos, este tipo de mitos no se aleja de la realidad de algunas localidades del municipio de Guadalajara.Una de ellas se ubica en la zona centro de la ciudad, en el sitio que durante el siglo XIX funcionó como el lugar para el descanso eterno de diversos tapatíos de la época, y fue denominado como el antiguo Cementerio de Santa María de los Ángeles.El edificio se trata de la conocida Central Camionera Vieja de Guadalajara. Este terreno, antes de ser destinado para el servicio de viajes en autobús, fue el antiguo Cementerio de Santa María de los Ángeles.La inauguración del campo santo, liderada por el padre Hijar, se llevó a cabo durante la crisis por el cólera morbus que azotaba la región, que provocó una gran cantidad de decesos a gran velocidad, en el año 1833. De acuerdo con el historiador Arturo Chávez Hayhoe, el nombre del cementerio fue establecido por una de las cuatro figuras donadas a los franciscanos de Guadalajara por Carlos V, las cuales, eran del mismo tamaño y sostenían al Niño Jesús en brazos.Una de las leyendas que circulaba en las voces de los tapatíos de la época alrededor del campo santo se trataba de un tesoro escondido en una de las tumbas.Fue durante la gestión de José Guadalupe Zuno, quien también fue uno de los primeros redactores de EL INFORMADOR, que el mapa de cruces fue demolido para construir sobre el lugar el Estadio Municipal. La Central Vieja de Guadalajara, inaugurada en 1952, fue la primera de su tipo en todo el país, convirtiéndose en el principal acceso para los visitantes de la ciudad durante muchos años.MBMantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsApp