Año con año, desde 2015, Jalisco ha superado sus cifras de homicidios dolosos. Y el pasado ha sido el peor de las últimas dos décadas: dos mil 672, que equivalen a un promedio de siete víctimas al día; una cada tres horas y media. Y la explicación que se ha dado al respecto es la misma: se están matando entre ellos.El gobernador y el coordinador del Gabinete de Seguridad, Macedonio Tamez, han afirmado en repetidas ocasiones que las pugnas internas entre células del crimen organizado han aumentado los indicadores de homicidios en la Entidad. Afirman que la delincuencia organizada es la responsable de esa percepción de inseguridad creciente entre los jaliscienses.Pero según las cifras oficiales, la realidad es distinta. La Unidad de Transparencia de la Fiscalía estatal revela que el año pasado se cometieron mil 240 asesinatos en el Área Metropolitana de Guadalajara, y otros 273 en el interior del Estado, cuya carpeta de investigación asentó que hay una presunción preliminar de vínculo con el crimen organizado.Así, se contabilizan mil 513 fallecimientos que, al menos de arranque, tendrían una liga con grupos delictivos. Esto equivale a 56 por ciento: apenas poco más de la mitad.A principios de 2019, el gobernador sostuvo que “entre ellos” (se refirió a miembros del crimen organizado) se registraba la “enorme mayoría” de asesinatos. Incluso la cuantificó: Más de 90 por ciento. Un año después, la cifra confirma sólo la mitad. El resto son crímenes no vinculados al narco (pleitos entre pandillas, robos y asaltos, entre otros).