La Laguna de Atotonilco, que se extiende por los municipios de Villa Corona y Zacoalco de Torres (aunque con una mayor extensión en el primero), fue declarada sitio Ramsar en 2006, lo que significa que está protegida por ser un sitio en el que radican especies protegidas. Sin embargo, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) no ha dejado de dar permisos para descargas de aguas residuales.De acuerdo con el Registro Público de Derechos de Agua (Repda) de la institución, se han dado seis autorizaciones después de que la laguna fue declarada sitio Ramsar.Tres de ellos fueron para balnearios de la localidad, con el uso descrito como “servicios”; uno se entregó para uso “pecuario” y otro para “diferentes Usos”. El más reciente fue para una empresa productora de miel de agave, con uso “industrial”.La autorización más reciente fue concedida en 2014, aunque, de acuerdo con el gerente de esa empresa, Salvador Tamayo, las aguas que resultan de sus procesos son descargadas a un río agrícola, que está “a una distancia considerable” de la laguna.José Antonio Gómez Reyna, académico de la Universidad de Guadalajara (UdeG), y quien además participó activamente durante el proceso que finalizó con tal distinción, afirma que, aunque estén “dentro de norma”, no debe permitirse una sola descarga residual en la Laguna de Atotonilco.En su opinión, las leyes de equilibrio ecológico actuales son “laxas”, pues mientras las plantas de tratamiento que operan en ese cuerpo de agua no limpian químicos que se utilizan comúnmente en la industria, a nivel internacional esa omisión recibiría un castigo severo. Además, añade, las leyes y los permisos “cambian” dependiendo el nivel de Gobierno.El presidente municipal de Villa Corona, René Ruelas, coincide con Reyna, pues afirma que aunque el Ayuntamiento trata de evitar que el humedal se contamine, quienes descargan se escudan con los permisos que les ha concedido la Conagua.“Nos hemos acercado a la Conagua para saber las concesiones y los límites de la laguna, porque hay quienes han estado ganando terreno. Ya pedimos toda la información, pero nos llegó de una manera difícil de descifrar; entonces, esperamos a que nos llegue bien para poder actuar”, destaca.Con el fin de renovar la información respecto a la Laguna de Atotonilco, la Secretaría de Gestión Integral del Agua realizará un nuevo estudio y proyecto para mejorar la calidad del agua tratada e incrementar el porcentaje de remoción de contaminantes, de 90% a 95%, mediante sistemas de tratamiento naturales.René Ruelas, presidente de Villa Corona, explica que éste se hará en conjunto con la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet), que brindará alrededor de un millón de pesos para el estudio.La Secretaría informa que asesoró a los municipios para que éstos conformen órganos públicos municipales para la gestión del agua, los cuales quedarán integrados por Gobierno, sociedad y academia, y tendrán como objetivo mejorar el ciclo del agua (abastecimiento, conducción, saneamiento y reúso), además de instrumentar proyectos de modernización y gestión de recursos.Nace junta intermunicipal en pro del ambientePor su parte, Ruelas destaca la creación de la Junta Intermunicipal de Medio Ambiente Lagunas (JIMAL) en la que estarán ocho municipios: Acatlán de Juárez, Amacueca, Atoyac, Sayula, Techaluta de Montenegro, Teocuitatlán de Corona, Villa Corona y Zacoalco de Torres.Es un Organismo Público Descentralizado (OPD) que, además de ayudar técnicamente la elaboración y evaluación de los proyectos y programas relacionados con el medio ambiente y manejo de recursos, evaluará y vigilará que se cumplan las leyes medio ambientales, o bien, podrá notificar al Ayuntamiento si detecta omisiones.La JIMAL estaba prevista para arrancar el próximo año; sin embargo, los municipios presionaron al Gobierno del Estado para que se adelantara. “Estamos tratando que se haga la Comisión de Cuenca que, junto con la JIMAL, nos va a ayudar a tener más herramientas para actuar. En la Comisión está incluida Conagua, que es una parte importante del problema que tenemos actualmente”.Edulag S.A. de C.V. es una empresa productora de miel de agave que, pese a que cuenta con un permiso de la Conagua para descargar aguas residuales en la Laguna de Atotonilco, vierte sus desechos en otro espacio: un río agrícola.Además, ayuda al municipio en las labores de restauración, según lo asegura su gerente, Salvador Tamayo.“No es un asunto ético para nosotros tirar agua en la laguna porque está protegida. En cambio, estamos ayudando a su saneamiento. Una parte de nuestras ganancias se va para el Ayuntamiento”, explica.Una acción que realiza la empresa es donar fondos para que las máquinas que se utilizan para abrir los canales de ingreso de agua a la laguna, y que fueron enviadas por el Gobierno del Estado, tengan combustible suficiente.“Los ejidatarios de los municipios cerraron los canales para quedarse con el agua que, naturalmente, debería caer en Atotonilco. El Gobierno del Estado prestó retroexcavadoras para hacer el trabajo, pero el Ayuntamiento no tiene dinero. Nosotros nos enteramos y los ayudamos”, detalla.El encargado de la empresa concluye que se tomó esa decisión porque vieron que la laguna se estaba secando y porque notaron que las aves endémicas ya no volvían al lugar.CLAVESProtección. Son áreas reconocidas internacionalmente por tener especies bajo alguna categoría de protección en la Norma Oficial Mexicana 059 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).Origen. La Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional, especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, o bien, la Convención de Ramsar, es un tratado internacional del que México es parte y que fue celebrada en la ciudad de Ramsar, Irán, el 2 de febrero de 1971.Blindaje. Estas declaratorias se realizan con el objetivo de blindar los espacios naturales de la modificación del hombre y evitar las actividades que contaminen el lugar. En México hay 142, de los cuales 13 están en Jalisco.Chapala. La Laguna de Atotonilco tiene más tiempo considerada espacio Ramsar que el Lago de Chapala, pues este vaso (el más grande en México) recibió la distinción el 2 de febrero de 2009.En Australia, el primeroCon 142, México es el segundo país con más sitios Ramsar en el mundo, sólo detrás de Reino Unido (173). El primero fue la península de Cobourg, en Australia, en 1974.En el municipio de Villa Corona se encuentra una granja porcícola. Está ubicada sobre una loma en la que hay decenas de miles de cerdos. “Como unos 90 mil, y busca agrandarse”, señalan habitantes de ese municipio.Los desechos de esos animales se vierten en vasos reguladores instalados con ese fin específico. Sin embargo, cuando llueve éstos se desbordan y los residuos orgánicos entran a la Laguna de Atotonilco, considerada sitio Ramsar desde 2006, sin ningún filtro.René Ruelas, alcalde de ese municipio, expone que dicha granja comenzó a operar durante la administración que lo precedió, y que desde entonces no cuenta con los permisos suficientes para estar allí. Por ello, la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (Proepa) ya los ha multado.“Estamos reuniendo pruebas para actuar y que se hagan las cosas como las tienen que hacer, porque si actuamos sin fundamentos sale contraproducente”.En contraste, la Proepa dijo a este medio que no ha recibido denuncias sobre granjas porcícolas que contaminen la laguna, aunque, de recibirlas, éstas serían canalizadas de inmediato a la Conagua.En junio de 2018, el entonces síndico de Villa Corona presentó una denuncia por el manejo inadecuado de residuos y por la construcción y ampliación irregular de esa granja, aunque no por contaminación de agua.Existen dos procedimientos administrativos como consecuencia de esa denuncia. Uno porque, al realizar la visita, la empresa no presentó autorización de impacto ambiental por las obras de ampliación. El otro fue porque se observó manejo inadecuado de residuos de manejo especial (los excrementos).Según el alcalde, no sólo las granjas son las contaminantes, sino los mismos pobladores de localidades que colindan con el sitio.