Sábado, 23 de Noviembre 2024

La CEDHJ realiza segunda diligencia con pobladores del río Santiago

Representantes de la Comisión escuchan testimonios de personas que han resultado afectadas por los altos niveles de contaminación en la zona

Por: Yunuen Mora

El ombudsman Alfonso Hernández Barrón destacó que el reto es encontrar soluciones de forma eficiente y estratégica en torno a este caso. EL INFORMADOR/ARCHIVO

El ombudsman Alfonso Hernández Barrón destacó que el reto es encontrar soluciones de forma eficiente y estratégica en torno a este caso. EL INFORMADOR/ARCHIVO

Isabel Álvarez de 70 años vive en El Salto desde su nacimiento... pero no en las mismas condiciones.

Hace 12 años que tiene insuficiencia renal y, para tratarla, le recetaron un medicamento que le está dañando la audición. Todo a causa de la contaminación del río Santiago.

"Era un río hermoso, que nos daba alegría, nos daba que comer y ahora, ¿qué tenemos? Un río apestoso, contaminado por todo lo que pueda haber"

"Era un río hermoso, que nos daba alegría, nos daba que comer y ahora, ¿qué tenemos? Un río apestoso, contaminado por todo lo que pueda haber", lamentó.

En el lugar a raíz de la muerte de Miguel Ángel, un niño de ocho años quien cayó al agua del río Santiago y días después murió, se realizaron algunos estudios en la población.

A doña Isabel le salió positivo en arsénico, pero le dijeron que no se preocupara porque estaba dentro de los límites.

Ella fue una de los testigos que se presentaron ante representantes de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ), quienes los visitaron en una segunda diligencia que se realizó en una terraza al lado del río, a partir de una queja presentada el lunes por el ocultamiento de un estudio durante 10 años.

Estos resultados los tomaron como un golpe de realidad: "Hubiera preferido haber sido juzgada como una señora loca y alborotada en lugar de que comprobaran todas las enfermedades", dijo Graciela González, integrante de Un Salto de Vida.

En medio del olor y los zancudos que aumentan después de las seis de la tarde, los afectados contaron sus historias.

"Uno tiene que soportar la pestilencia del río, hasta los mareos, y preguntan '¿por qué vives aquí?', pero si tuviera dinero viviera hasta en Cancún"

"Uno tiene que soportar la pestilencia del río, hasta los mareos, y preguntan '¿por qué vives aquí?', pero si tuviera dinero viviera hasta en Cancún", dijo Alberto Vázquez, habitante de El Salto.

Rocío Gómez también tiene toda su vida viviendo en Juanacatlán, pero no le tocó un río limpio. Sólo aguas negras, aunque menos que en la actualidad.

Los zancudos les anuncian un toque de queda para cerrar puertas y no salir de sus casas después de las seis de las tarde. Además, las enfermedades simples como gripa y tos son peores para quienes viven alrededor del río.

"Parece que los antibióticos no sirven", compartió.

Por su parte, el ombudsman Alfonso Hernández Barrón destacó que el reto es encontrar soluciones de forma eficiente y estratégica.

Resaltó que los gobiernos actuales tienen que comprender que, aunque no hayan provocado la contaminación, representan a todas las administraciones anteriores.

"Independientemente de quién esté al frente, es responsable del Estado. Solemos ser incómodos porque quien ejerce el poder no quisiera límites de derechos humanos, pero todas las capacidades de la CEDHJ están a su servicio (de los habitantes)", subrayó.

JM

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