El Centro del Riñón es una especie de punto de peregrinación. Una sala de enfermos que van en busca de una solución a sus problemas. Un espacio que separa la incertidumbre de la esperanza, la tensa espera, el miedo convertido en deseo de luz. Aquí, en las frías sillas de la recepción hay mensajes para que los pacientes no desesperen, son nutridos de fe en este lugar que recuerda que “En el cielo se les dice ángeles y en la tierra donadores” a las personas que entregan algo de sí para dar vida.De pronto, una voz rompe el silencio ceremonial que habita toda clínica. Llaman a un paciente por su nombre y apellido. El mármol frío que conduce al consultorio del doctor Julio Ramos de la Mora es sólo un remanso antes del remolino que será la consulta.“¿Andabas perdido o qué? Te perdono que no vengas a tus citas de forma puntual nomás porque me vas a prometer que le vas a bajar a los excesos”, dice el doctor apenas ve a su paciente, de quien recuerda el primer día que lo consultó. “Te acuerdas que llegaste creyendo que te ibas a morir? ¿Y qué te dije? Que aquí te íbamos a recuperar y sin mentiras. Y ahora ya hasta ignoras tus citas, ‘quesque’ porque andabas en Cancún trabajando. Y uno aquí como novia de rancho, esperando a que vengas a verme”.Julio no es un médico normal, o por lo menos no la imagen que tenemos de los galenos: ceremoniosos, de voz calmada y una distancia fría con sus pacientes. Aquí, en el consulturio, hay todo menos ceremonia, frialdad y calma.La cita es breve pero sustanciosa. Julio revisa los progresos de Cristian, quien se compromete a dejar los excesos, corrige el medicamento, las dosis y pasa a lo que le interesa en realidad: alegrarle la jornada a quien desde el primer día considera su amigo. Se extiende en contar bromas que provocan un terremoto de carcajadas y distienden la preocupación inicial.Y para cada consulta hay un tema específico, una memoria prodigiosa que pregunta por el nieto, que ahonda en el estilo de vida y se adentra en lo más recóndito de los recuerdos de sus pacientes.Aquí el día inicia a las 7:30 de la mañana y termina como a las 4:00 de la tarde, pero el doctor está despierto desde antes que la mañana irrumpa con su luz en las tinieblas nocturnas. Hará ejercicio en su casa, saldrá rumbo al Hospital del Country para iniciar la jornada a las 5:00 de la madrugada en punto. La sucesión de rostros, nombres y dolores no cesará durante todo el día, pero por la tarde pone pausa para regresar a su casa y estar con su familia.**En México, la insuficiencia renal crónica afectó a más de 70 mil personas según publicó este diario en 2019. Mientras que en Jalisco, la cifra alcanzó “a seis mil 925 pacientes en Jalisco: tres mil 257 reciben diálisis; el resto, hemodiálisis”, según cifras que el IMSS proporcionó a EL INFORMADOR. Solo entre 2013 y 2017, fallecieron cuatro mil 744 personas por insuficiencia renal en la Entidad, de las cuales 50 fueron bebés, con menos de un año de edad, mientras 419 personas tenían entre uno y 24 años, de acuerdo al reportaje “Jalisco encabeza lista de enfermos renales” publicado en esta casa editorial.De ese tamaño es el reto que enfrentan los especialistas en Nefrología. Y ante ese panorama sombrío, la apuesta es por la salud pero también por la esperanza y la ilusión.**El hombre que trasplantó a Julio Preciado y es parte del equipo que atiende a Vicente Fernández, leyenda de la canción vernácula, llegó a la especialidad casi por accidente, aunque él dirá que Dios lo puso en el lugar correcto. Al concluir el servicio social, hizo un año de residencia rotatoria, que no es otra cosa que trabajar de “achichintle” en un centro clínico, estuvo en el hospitalito de Zapopan, y luego en el San Javier. “En ese entonces creamos un centro de investigación biomédica, piloteado por mí, sobre diabetes, hipertensión”, apunta. Sin embargo, al terminar su segundo periodo le pidieron que se quedara en chequeos médicos debido a que no pudo quedar en la especialidad.En 2006, ya como residente, tuvo que decantarse entre ser neurocirujano o nefrólogo, la esperanza que otorgaba el curar a pacientes del riñón tomó las riendas de su destino. Su primera trasplantada fue María José Palacios, y en 2010 abre el Centro del Riñón, pero el mote llegó hasta 2014, tras atender a un empresario de paquetería que lo llamaba por el sobrenombre que ahora lo identifica.Si Julio tuviera otro sobrenombre podría ser el Doctor Sonrisas. Así lo atestiguan las decenas de regalos con su imagen que descansan en una repisa a la entrada de su oficina. Muñecos cuya característica principal es que nunca dejan de sonreír. Y entre las figuras que recrean el buen humor, hay tazas, Cristos, reconocimientos, cochecitos, mensajes de agradecimiento, vírgenes biblias y la certeza de que algo hace muy bien el médico que quería ser neurocirujano.“¿Te has hecho sangrías? ¿Te sientes cansado muy seguido?”, pregunta el doctor apenas ve el rostro de Francisco, quien no sabe qué responder. “No te asustes, es normal. Igual voy a programar una para eliminar el exceso de glóbulos rojos”.Francisco sigue con cara de incredulidad. “No es nada grave. Solo te van a sacar sangre porque tienes muchos glóbulos rojos y por eso te agotas”, sentencia Julio y retoma la consulta con la calma de quien ha visto todo en esa sala, incluidos pacientes que estuvieron al borde de la muerte. “Te voy a corregir un poco el medicamento y ya nos vemos en un par de meses”. No hay vueltas de más, ni palabras ininteligibles. Es lo más didáctico y directo posible. Y sabe con quien puede extenderse y ser punzante en su humor. Ante la duda, siempre vuelve a la pregunta: ¿te puedo contar un chiste?La jornada parece inagotable, una sucesión de expedientes, medicamentos y buen humor. Pasarán al consultorio decenas de rostros, de dolencias, de miedos. Todos con la esperanza de irse con un diagnóstico favorable, que su horizonte sea más extenso que la enfermedad. La única certeza que tienen es que no tendrán otro médico tan disruptivo, y que como bien dice el Doctor Riñón, “más vale prevenir que dializar”.TOMA NOTACitasCentro del Riñón (Av. Plan de San Luis 1776, Lomas del Country).T: 3338231001 y 1002/ 3316134761/ VhatsApp 3310799053 y Urgencias 3333690950.Página: www.cdrgdl.comSi te interesó esta noticia y quieres saber más, entonces descarga y descubre INFORMAPlus, la aplicación digital de EL INFORMADOR, en donde tenemos contenidos exclusivos, seleccionados por nuestros editores, para darles una experiencia más completa a los lectores.Descarga la aplicación y pruébala GRATIS por treinta días.Para iOS: https://apple.co/35jaVgb Para Android: https://bit.ly/3gwVSEVSi eres suscriptor de EL INFORMADOR tu acceso está incluido, solicítalo al 33 3678-7777.