A los dos años, Mayte aprendió a leer sola. Viridiana, su mamá, supo después que los cuestionamientos y habilidades que tenía no correspondían a los de una niña de su edad.A los cuatro años ya estaba inscrita al ahora Instituto de Psicología y Educación Especial (INPSIEE), donde la evaluaron con Altas Capacidades.En este espacio se atiende al año a unos 80 niños en diferentes niveles que van desde el principiante hasta el avanzado. Aunque no siempre terminan, pues luego de entrar a la preparatoria dejan el curso de lado.Sin embargo, los ex alumnos pueden seguir llamándolos para cualquier dificultad. “El éxito de nuestro trabajo es que ya no nos necesiten, no hacerlos dependientes de nosotros”, señaló María de los Dolores Valadez, encargada del programa y directora del INPSIEE.Además, en el Instituto también califican a quienes podrán ingresar al Centro Educativo Para Altas Capacidades (CEPAC). Este año van entre 350 y 480, mientras que cuando recién abrió sus puertas el centro, en 2017, fueron dos mil niños.Según Valadez, en México entre tres y 10% de la población escolar tiene altas capacidades. En Jalisco la cantidad, según el ciclo escolar 2017-2018, correspondería a 50 mil 244 (3%), de los cuales sólo se atendió a 120.Otro de ellos es Santiago, de 11 años. Entrar al CEPAC y al INPSIEE también le significó un cambio de vida, pues, como a otros niños que tienen la misma condición, le hacían bullying en la escuela.“Desde preescolar no se integraba a los grupitos, lo excluían. Después, el CEPAC lo ayudó. Aquí (en INPSIEE) tenemos una escuela donde nos ayudan a trabajar el cómo ser padres de niños así, pues (los niños) piensan como adultos”, explicó Karina, mamá de Santiago.En el Instituto se cobra una cuota de recuperación de 50 pesos por servicio y por sesión, pero puede aumentar o bajar, ya que hacen estudios socioeconómicos. Cuentan con psicólogos, médicos, nutriólogos, educadores físicos y trabajadores sociales, entre otros.También, dependiendo el nivel, abordan temas como habilidades sociales, de pensamiento, proyectos con temas académicos, de la vida real, comunicación oral, emprendurismo y finanzas.ReconocimientoMaría de los Dolores Valadez resaltó que en el Instituto tienen el reconocimiento europeo como Punto de Talento, por lo que se han convertido en un referente nacional sobre el tema y han tenido la oportunidad de incidir en el programa de intervención de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y apoyar en la creación del CEPAC.CLAVESQué es. Instancia multidisciplinar en torno a la psicología y la educación escolar.Servicios. Consulta externa, atención médica, psicológica y nutricional.Atención. Aquí atienden a niños con problemas del lenguaje, trastorno de déficit de atención con hiperactividad, desarrollo de habilidades básicas para el aprendizaje, trastorno del espectro autista y con altas capacidades.Tecnología. Cuentan con un aula equipada con alta tecnología, que fue donada por la Secretaría de Educación Jalisco.CEPAC. En el INPSIEE se encargan de evaluar y elegir a quienes se integrarán al Centro Educativo Para Altas Capacidades (CEPAC).NUMERALIAFUENTE: Organización Mundial de la Salud y Universidad de Guadalajara.En Jalisco y el país, menos de 1% de niños con necesidades especiales o altas capacidades es atendido, de acuerdo con María de los Dolores Valadez, coordinadora del programa de Altas Capacidades del Instituto de Psicología y Educación Especial (INPSIEE).Para cubrir este pendiente, subrayó que “hacen falta políticas que normen todo el trabajo para esta población”, pues, aunque el Gobierno ha desarrollado programas de intervención, hace falta que se lleven a cabo.Pero también, que se desarrolle todo un sistema de atención desde preescolar y hasta que el niño egrese de la universidad.Sobre todo, que se capacite al personal para su atención, ya que son niños que tienen que tener actividades retadoras y que los ayude a seguir creciendo intelectualmente.“Hay una idea preconcebida de que al ser niños con alta capacidad no requieren tanto apoyo como un niño con una discapacidad intelectual”, explicó.Resaltó algunos logros, como poder saltarse grados gracias a reformas en las leyes.Por esto y el programa de aceleramiento de su primaria, Oliver, de 12 años, pudo evitar un año, aunque hubiera podido adelantar uno más si su familia lo hubiera dejado.No lo quisieron porque, pese a las ventajas que hay en ello, también hay algunas otras como las que ya sufría por ser el más chico —de edad y estatura— de su clase.Acoso que llegó a golpes fue una de ellas, hasta que ingresó al Centro Educativo Para Altas Capacidades (CEPAC), donde encontró a más niños como él, según contó su abuelo, Salvador.
