Los ríos San Juan de Dios y Atemajac fueron una de las razones por las que los primeros pobladores se decidieron establecer la ciudad de Guadalajara en el valle que lleva el nombre de este último. Sin embargo, debido al crecimiento urbano descontrolado, a proyectos de infraestructura que no contemplaron sus características y a la contaminación, dejaron de ser los suministros de agua del área conurbada desde al menos la década de los 60 y actualmente alrededor del 90% de su superficie está invadida y cubierta por concreto.Arturo Gleason, profesor investigador y jefe del Laboratorio de Tecnologías para la Arquitectura y Urbanismo Sustentables de la Universidad de Guadalajara, señaló que ambos ríos están invadidos casi en su totalidad por la mancha urbana. Las construcciones de drenajes y colectores pluviales que iniciaron en la década de los 70 para ayudar al colector central que recibía toda el agua de lluvia del río San Juan de Dios no fueron suficientes.“Desde los 60 y 70 ya empezó un gran plan de colectores para tratar de solucionar el problema de las inundaciones, pero la ciudad se extiende… Ya para mediados de los 80 y principios de los 90, prácticamente tienes un 70 u 80% cubierto, siendo los drenajes insuficientes para desalojar tanta agua de lluvia que antes se infiltraba y que ahora, pues, vasos colectores viejos que fueron diseñados para drenar poca área urbana no pueden desalojar toda el agua al mismo tiempo, lo que causa taponamientos y socavones”, explicó.El académico señaló que el socavón sobre avenida López Mateos es sólo el comienzo de este tipo de derrumbes o colapsos en la vía pública si no se realiza un análisis profundo de los colectores pluviales en toda la Zona Metropolitana, así como si se continúan desarrollando proyectos irregulares en áreas de recarga y sin sensibilidad hídrica.Además del hoyanco en López Mateos, la madrugada del miércoles 31 de julio se reportó un socavón de alrededor de 10 metros de largo en la avenida Mariano Otero, en el cruce con Tepeyac, en el municipio de Zapopan. Al momento se desconoce la profundidad del mismo. Por otro lado, en 2019 una máquina excavadora cayó luego de que se colapsara la vialidad en Paseo Alcalde y calle Reforma. La profundidad del hoyo era de cinco metros y afectó a un área de 10 metros a la redonda.“Ha sido un desarrollo urbano que no respetó la conservación de cauces […] Quedan muy pocas venas a cielo abierto. Hay algunos canales que incluso ya se confunden con lo que pudieran haber sido afluentes naturales de estas dos cuencas. De la cuenca del Ahogado, que es Toluquilla, el valle del Aeropuerto y Tlajomulco, estaban el arroyo Seco y El Garabato, todos los que causan desastres e inundaciones”, dijo Carlos Hernández Solís, consultor senior del Consejo del Agua Jalisco.En lo que va del 2024, han fallecido 11 personas debido al temporal, la mayoría de ellas víctimas que fueron arrastradas por la corriente de algún cuerpo de agua y la crecida de los arroyos y ríos.Paola, una joven de 16 años, murió en el arroyo Seco luego de intentar cruzar la corriente con su camioneta y ser arrastrada por la fuerza del agua. El 13 de julio se recuperó su cadáver en el cauce del mismo arroyo en Tlaquepaque.El experto señaló que se debe realizar una revisión integral de los sistemas de drenaje y las bocas de tormenta en el área conurbada para evitar inundaciones y altos niveles de agua en los arroyos y ríos.Alejandro Juárez Aguilar, director del Instituto Corazón de la Tierra, coincidió con ambos expertos: la gran mancha urbana de la ZMG, que ha ocultado al río San Juan de Dios y al Atemajac, será detonante de mayores afectaciones y, sobre todo, de socavones en toda la ciudad. “Estos se van a seguir presentando. Quizá en otros puntos, pero definitivamente los factores de riesgo ahí están: se reduce la capacidad del suelo de absorber esa agua”, comentó.