El Bosque de la Primavera es uno de los pulmones grandes de Guadalajara, y una región geográfica en constante disputa. Codiciada por empresarios, inmobiliarias voraces y políticos facinerosos, su región plasmada en mapas se reduce con el transcurso del tiempo, delimitada y devorada por la expansión sin límites de la zona metropolitana.Ningún gobierno ha hecho lo suficiente para conservar en serio sus ecosistemas frágiles, y año con año vemos cómo los cielos de la ciudad se ensombrecen con las víboras de fuego del bosque recóndito, y en llamas.Cada año, cada primavera, padecemos de contingencias, de vientos de pésima calidad, aire dañino, y de escenarios apocalípticos con las calles de Guadalajara cubiertas de ceniza, y con el sol pintado de rojo. Ayer, domingo 9 de abril, la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet) activó una Alerta Atmosférica a causa de un nuevo incendio en nuestro bosque. No será el último en lo que resta del año.La estación de la primavera no ha hecho más que empezar; y los calores que hoy nos atenazan las gargantas no son más que un preámbulo de las canículas que vendrán después. Así despertó Guadalajara tras otro nuevo incendio en la Primavera. FS