Arte o no, la osadía de “Runek” y “Drifo” levantó ámpula en las redes sociales y, al menos durante un día, volteó de cabeza a las autoridades cuando la foto de su “hazaña”: un par de firmas plantadas en los vagones sin estrenar de la nueva Línea 3 del Tren Ligero, se viralizó en el el ciberespacio.Pero en su constante evolución y crecimiento, Guadalajara siempre ha estado acompañada por muros, visibles y ocultos, signados por jóvenes subversivos que, a través de siglas y apodos, dejan prueba de su existencia al sistema, al establishment, que combaten con pintas, tags o murales desde la contracultura del hip-hop.Durante años, el debate de una ciudad taggeada con letras incomprensibles para las mayorías estuvo ligado al desorden y al vandalismo. Hoy, las autoridades mismas buscan a los autores del arte urbano transgresor para sumarlos, para crear con ellos.