Atraídos por un suculento festín de restos de pescado, los pelícanos borregones llegan cada año desde Canadá al lago de Chapala, ubicado entre Jalisco y Michoacán, donde pasan seis meses antes de iniciar nuevamente su recorrido hacia el norte."Pensamos que escogieron aquí a Cojumatlán como su epicentro para llegar porque Petatán es una comunidad donde el 100% de los habitantes se dedican a pescar (...) no venden el pescado ni vivo ni entero, son fileteadores, por lo que los restos se acumulan en abundancia", dice a la AFP Enrique Mujica Sánchez, alcalde del municipio de Petatán.Ismael Ayad, un pescador y guía de turistas en la zona, asegura que la comunidad se ha visto beneficiada pues estas aves, que pueden medir 1.75 metros de longitud y hasta tres metros de ancho con las alas extendidas, atraen a numerosos visitantes. En la parte jalisciense es común ver a estas aves recorriendo el extenso manto acuático.JM