A las dos de la tarde del viernes, Patricia Rivera se enteró de la balacera en Puente Grande, donde ella tiene a su hermano en el Reclusorio de Sentenciados.“Dijeron que había dos heridos adentro y un custodio, entonces no pensamos que fuera tan grande. Ya más tarde dijeron que había un muerto, pero nada más uno. Y en la noche nos fuimos enterando que eran ocho”.Desde ese momento y hasta el mediodía del sábado, ella y su familia pasaron horas de angustia para averiguar si su hermano estaba entre las víctimas, al igual que cientos o acaso miles de personas que tuvieron que ir directamente a Puente Grande ante la poca información oficial.“Ahorita que fuimos a la videollamada nos dijeron que eran 16 y que hay muchos heridos, no sabemos si es cierto”.María Patricia Almaraz se enteró hasta las seis de la tarde del viernes, lo que la acongojó pues su hijo Francisco Javier está recluido desde hace 14 años y a uno solo de salir.“Cuando me enteré de la noticia sentí angustia por saber que él estuviera vivo o que me lo hubieran matado, la angustia de saber qué estaba pasando porque no dejaban pasar, no daban información, no daban nada”.Pese a esto, las autoridades aseveraron que en todo momento se brindaría a los familiares la información disponible “para su tranquilidad”.Frente al ingreso al reclusorio un grupo de mujeres lloraban, pues recién se habían enterado de que su familiar estaba muerto.“Y en la noche eran muchísimas más, pero como estaba el Ejército cerraron las puertas desde la calle y no dejaban pasar a nadie”, contó una pareja de mujeres que ya habían podido hablar, hasta la mañana del sábado, con los presos que buscaban.Más personas llegaban, pero del ingreso del Reclusorio las mandaban al edificio de Juzgados para ver la posibilidad de comunicarse con los de adentro.JM