Eva y su familia viajaron desde Cataluña, España, para recibir el equinoccio de Primavera en México. Ella es española y su esposo, mexicano. Ambos son padres de Quetzal, de cinco años, a quien llamaron de esta forma por el ave del mismo nombre originaria de México.Eva contó que cada cuatro años la familia viaja a México para recibir estas fechas en alguno de los distintos centros prehispánicos. Ya lo han hecho en las pirámides de Teotihuacán y en los Guachimontones. En esta ocasión lo hicieron en zona arqueológica de El Ixtépete,en Zapopan, donde el Ayuntamiento realizó diversas actividades y talleres para recibir esta estación del año.Eva, su hermana y su esposo acompañaron a Quetzal a que fabricara un instrumento musical de viento hecho con un bule de calabaza, pasearon por la zona arqueológica y volaron un papalote.Participaron en rituales, escucharon un poco de música autóctona y finalizaron el día danzando entre penachos de plumas al sonido de los tambores y el caracol junto con el agrupamiento Xalixtli.“A Quetzal le ha gustado mucho estar en México y ser parte de todas estas actividades. Ya le preguntaron que qué país le gustaba más, si España o México y él no pudo decidir, dijo que ambos le gustaban”, expresó Eva.Queztal agregó: “Yo he dicho que ojalá los dos países pudieran estar juntos”.Para ella, ser parte de esta celebración y mostrar a Quetzal un poco de las raíces de su padre es una manera de hacer que perduren las tradiciones mexicanas, sobre todo cuando la historia cuenta que fueron los españoles quienes conquistaron al pueblo mexicano.“Es una manera de regresar un poco de lo hecho por nuestros antepasados, de poner mi granito de arena para tratar de que las tradiciones no se pierdan”, dijo.
