“Me urge trabajar porque no tengo ni para comer, ni para darle de comer a mi hija. Por favor, aprendo lo que sea”, suplica Rosa Cortés.José García, otro tapatío, comenta que no tiene para darles de comer a sus familiares y dice que le urge conseguir trabajo. En el último mes, estos comentarios son comunes en distintos grupos de Facebook del Área Metropolitana de Guadalajara.Antes de la pandemia, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reportó que 1.2 millones de jaliscienses vivían con incertidumbre alimenticia; es decir, que presentaban un grado de inseguridad moderado o severo para alimentarse. Sin embargo, la previsión es que, debido a la contingencia, más ciudadanos tendrán dificultades para comprar alimentos.De acuerdo con el Coneval, a nivel nacional hay 16 programas federales activos vinculados con el derecho a la alimentación, en específico con varios retos: combatir la anemia, la desnutrición y la obesidad, dar acceso a la alimentación, así como la oferta, distribución y sanidad de los alimentos. Hasta el segundo trimestre se han erogado 83 mil 735 millones de pesos (MDP) en estos programas, de un presupuesto de 159 mil 857 millones. Sin embargo, el problema es que no tienen coordinación ni se prioriza el uso de los recursos implementando acciones para las poblaciones que se encuentran en mayor desventaja, según precisa la última “Evaluación integral de los programas federales vinculados al derecho a la alimentación nutritiva y de calidad”.Algunos de estos programas son Abasto social de leche a cargo de Liconsa, Abasto rural de Diconsa, Apoyo a la educación indígena, prevención y control de sobrepeso, además Pensión para el bienestar de las personas adultas mayores y Obesidad y diabetes.A nivel estatal hay varias iniciativas para contrarrestar esta situación, como los comedores del Sistema DIF en Jalisco o la reactivación de las despensas que la Universidad de Guadalajara otorga a sus alumnos. También se anunció que el programa Jalisco sin Hambre terminó con más de 200 mil despensas entregadas, y que el proyecto pasaría a ser operado por las organizaciones que coordinaban la logística.Fuente: Transparencia Presupuestaria y Coneval.Tras las estrategias implementadas por los Gobiernos estatales y federales, en México bajaron las personas que tienen carencias por acceso a la alimentación. Mientras en 2008 registraron 21.7 millones de ciudadanos en esa situación, en 2018 reportaron 20.4 millones de personas, de acuerdo con los datos más recientes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).En términos absolutos, el Estado de México es el de mayor cantidad de personas con esta carencia, con 3.5 millones, seguido de Veracruz, con 1.8 millones, y en tercer lugar empatan Jalisco, Oaxaca y Puebla, con 1.2 millones en cada Entidad.Por segmento, la población adulta de 65 años y más redujo la carencia alimenticia de 21.4% en 2010 a 17.4% en la última medición nacional (1.6 millones de personas). El análisis por distintos grupos indica que las personas del ámbito rural y hablantes de lengua indígena registran los mayores grados de inseguridad alimentaria severa y moderada, destaca el Coneval.Uno de las causas principales para la accesibilidad alimentaria se relaciona con las percepciones salariales. El gasto de los hogares en alimentos y bebidas de la población con los ingresos más bajos correspondió a la mitad del total de sus erogaciones, mientras que las personas en el decil más alto destinaron una cuarta parte en este rubro, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Esto significa que se pone en riesgo la satisfacción de otras necesidades, como la atención a la salud, la educación y el vestido, entre otras. “Ello se atribuye al deterioro del poder adquisitivo de los hogares mexicanos a consecuencia de la disminución en los ingresos y el aumento en los precios de los alimentos”, se destaca en el estudio “Derecho a la Alimentación Nutritiva y de Calidad 2018”.En lo referente a la calidad de la alimentación, se observa una alta prevalencia del consumo de alimentos con una alta densidad energética sobre los de alto valor nutricional, así como el consumo de bebidas no lácteas endulzadas en todos los grupos de edad. “La combinación de los factores mencionados da fundamento al escenario de nutrición de la población mexicana, caracterizado por la convivencia de cuadros de desnutrición en algunas poblaciones específicas y una alta prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población general”.De acuerdo con las proyecciones más recientes, los municipios del Estado con mayor cantidad de personas de 65 años y más son Guadalajara (146 mil 389), Zapopan (85 mil 505), San Pedro Tlaquepaque (36 mil 748), Tonalá (22 mil 431) y Tlajomulco de Zúñiga (20 mil 068).Mientras que los municipios de Jalisco que tienen el menor volumen de personas en edades avanzadas son Santa María del Oro (317), Ejutla (366), San Cristóbal de la Barranca (371), Cuautla (377) y San Martín de Bolaños (416).El Instituto de Información Estadística y Geográfica de Jalisco reporta que 23.8% (182 mil 985) de la población de 65 años y más en Jalisco es económicamente activa.Además, sólo 35.5% de los adultos jaliscienses de 65 a 69 años trabajaba o buscaba trabajo; en tanto que, entre los de 70 a los 74 años, la tasa es de 24.1%. Y para los de 75 años y más, de 12.2 por ciento.El análisis del Coneval destaca que en el país hace falta una política nacional unificada de alimentación, que garantice que los recursos apoyen a los sectores en mayores desventajas, como la población infantil, los adultos mayores, las mujeres en edad reproductiva y las embarazadas, la población de menores ingresos, así como las personas que habitan localidades rurales aisladas o alejadas de los centros de población.“En cuanto a la definición de las estrategias, será importante que estas incluyan indicadores específicos y pertinentes para dar cuenta de los resultados obtenidos a partir de la instrumentación de éstas”.Se indica que también es importante avanzar hacia ejercicios de evaluación de las intervenciones cada vez más especializadas, que den cuenta de sus resultados e impactos para contar con evidencia y determinar su pertinencia y realizar los ajustes que se consideren necesarios.También se remarca que fue un desacierto la desaparición de programas como los Comedores Comunitarios, que buscaban contribuir al acceso a la alimentación y abatir la desnutrición de las personas que habitaban localidades urbanas, rurales o indígenas. Este proyecto contaba con zonas de atención prioritaria, y se enfocaba en la atención a niños y niñas, adolescentes, embarazadas y en periodo de lactancia, personas con discapacidad, además de personas mayores de 65 años.“Estos programas pueden estar dejando un vacío de atención, porque para estos grupos poblacionales representaban un medio para hacerse de alimentos a bajo costo y que la actual oferta programática no estaría cubriendo”.Sobre la pandemia, el Coneval recalculó la pobreza por ingresos ajustando las líneas de pobreza por ingresos vigentes en marzo de 2020, con las expectativas de la inflación para este mes, indicadas por el Banco de México.En ambos escenarios, el total de personas en situación de pobreza por ingresos (que no tienen para adquirir una canasta alimentaria, bienes y servicios básicos) se incrementa entre 7.2 y 7.9 puntos porcentuales (entre 8.9 millones y 9.8 millones de personas).Además, la crisis podría provocar que la población que en 2018 no era pobre ni vulnerable, tenga afectaciones que lleven a encontrarse en alguna de estas condiciones.“Sin políticas públicas que atiendan a la población con ingreso medio, la cantidad de personas en situación de pobreza por ingreso puede aumentar”.Este año crecieron los apoyos a los adultos mayores beneficiados a través de los Centros de Convivencia y Alimentación, con un padrón de 10 mil 515 personas en situación de vulnerabilidad atendidas en julio pasado, según datos publicados por el Sistema DIF en Jalisco. Se trata del mayor apoyo otorgado a través de este programa social desde 2014, el cual consiste en comedores asistenciales para adultos mayores en desamparo. El año pasado alimentaron a ocho mil 804 beneficiarios.Los adultos mayores son de los grupos más vulnerables ante la pandemia del COVID-19. Según proyecciones al 1 de julio de 2019, 7.3% de la población en Jalisco tenía más de 65 años, lo que equivale a 605 mil 803 personas.En marzo pasado se dio a conocer que el DIF en Jalisco proyectaba mejorar el equipamiento de 86 comedores, de un total de 165 ubicados en 114 municipios del Estado.María Álvarez Solís, directora de Atención a las Personas Adultas Mayores, dijo en ese entonces que buscaban que durante la contingencia se otorgara lo necesario para una sana alimentación. “Estos comedores también extienden sus servicios a otros grupos prioritarios, como son embarazadas, niños y niñas, adultos mayores, personas con discapacidad e indígenas”.Por otro lado, la Secretaría del Sistema de Asistencia Social de Jalisco reactivó la entrega de los componentes del programa Jalisco Te Reconoce, en apoyo a las personas mayores de 65 años, por lo que durante el primer mes de reactivación de las brigadas de atención y servicios integrales se han otorgado aparatos funcionales a dos mil 418 personas de 40 municipios.Jalisco sin HambreLos teléfonos de atención son: 33-3030-4636 y 33-3030-4637, en horario de lunes a viernes de las 9:00 a las 18:00 horas, así como los sábados de las 9:00 a las 14:00 horas. Más información en https://www.jaliscosinhambre.org/.Banco de Alimentos Teléfono: 33-3810-6595. Domicilio: Pichón número 1147, en la Colonia Morelos, en Guadalajara.Cáritas de Guadalajara A.C.Para donaciones: Cuenta: BBVA número 0480228222.Clabe: 012320004802282224.Despensas para los alumnos de la Universidad de GuadalajaraAtención telefónica: 33-3540-3003.Para donaciones: https://fundacion.udg.mx/ayudaaotros.Sigue: #DebateInformador¿Qué opina de los apoyos del Gobierno a los sectores más vulnerables?Participa en Twitter en el debate del día @informador