Carlos Alexis Velázquez, esposo de Elizabeth de la Rosa y padre de Tadeo, víctimas de los hechos violentos que ocurrieron en la metrópoli el pasado 21 de mayo tras el atentado contra Luis Carlos Nájera, entonces secretario del Trabajo, exigió que se castigue a quienes causaron su muerte.“(En) la primera entrevista que di por mi hijo yo pedí justicia. Hay que esperar que las autoridades hagan lo que les toca, el pueblo de Jalisco lo espera”.Tras el deceso de Elizabeth, a nueve días de su regreso a Guadalajara desde Estados Unidos, en donde era atendida por complicaciones provocadas por las quemaduras en 90% de su cuerpo, el gobernador Aristóteles Sandoval lamentó la pérdida y aseguró que darán con los culpables.“Lo que nos queda como sociedad es poner tras las rejas a quienes ocasionaron ese daño inmerecido a una familia que buscaba salir adelante y sacar adelante a su pequeño. Vamos a dar con los responsables, hoy tenemos detenidos. En hechos violentos que han sacudido a nuestro Estado en estos seis años hemos tenido responsables vinculados a proceso y este asunto no va a ser la excepción”, resaltó el mandatario estatal. Tras esta declaración, Carlos dijo esperar que el titular del Ejecutivo cumpla y logre la captura de los responsables, quienes incendiaron el camión en el que su pareja e hijo regresaban a su domicilio, ubicado en la colonia El Colli. “No me han dado respuestas, algún culpable. Es un proceso que se lleva poco a poco. Me comentan que sí están haciendo su trabajo. A mí no me consta, son puras palabras”, dijo.A las 20:00 horas de ayer, unas 40 personas llegaron a la glorieta de los Niños Héroes, en donde convocaron a un velatorio silencioso por Elizabeth y Tadeo. Prendieron velas y colocaron cartulinas que rezaban mensajes como “Cuando las palabras ya no bastan el silencio queda como acto”.Este medio de comunicación publicó que, según el parte médico de salida enviado por el Hospital de la Universidad de Texas, al desistir de los tratamientos y medicamentos ofrecidos por sus especialistas, Elizabeth corría el riesgo de morir debido a una infección. Sin embargo, ella y su madre insistieron en su regreso a la ciudad.“Ya no había nada que hacer. Ella tenía muchas ganas de vivir, pero las heridas que tenía ya no eran compatibles con la vida. Se hizo todo lo que se podía hacer por mi hijo y por ella”, agregó Carlos.