Los vecinos de la colonia Agua Escondida, en Tonalá, ya habían perdido la cuenta de las bolsas que veían sacar de las fosas encontradas el lunes a pocos metros de sus hogares. “Yo ya conté 23”, le dijo ayer un muchacho a un oficial. Finalmente, la Fiscalía del Estado informó que fueron 16 los cuerpos (dos de ellos de mujeres) tras concluir con la búsqueda.Con ese hallazgo, y aún sin concluir 2018, este año se ha encontrado prácticamente a una tercera parte de los cadáveres en fosas de los que registra el sexenio. Son 86, que representan 30% de los 286 cuerpos completos que han sido encontrados desde 2013 en todo el Estado.Sólo 2013 registra más inhumaciones clandestinas. Esto debido a las 37 fosas encontradas en el municipio de La Barca, donde desde noviembre fueron recuperados los restos de 67 víctimas. Ese año cerró con 108 cadáveres en todo el Estado.Sin embargo, el número de personas encontradas en las fosas en Jalisco desde el inicio del sexenio es mayor si se toman en cuenta no solamente los cuerpos, sino los otros 25 indicios que van desde osamentas, restos óseos y hasta cráneos, según informes de la Fiscalía del Estado con corte al mes de julio.Desde el lunes por la mañana, las autoridades comenzaron la búsqueda de cuerpos en la colonia Agua Escondida. La Fiscalía informó que el hallazgo se logró a través de una denuncia anónima que alertaba sobre olores fétidos que emanaban de un par de fincas en obra negra, en el cruce de las calles Juan Gil Preciado y Andrés Rentería.El mismo día se confirmó el hallazgo de 10 personas, pero la mañana del martes se informó que los trabajos no terminaban, por lo que incluso se requirió una máquina excavadora para recuperar los seis restantes.Jacobo Dayán, analista del Colegio de México, explicó que, gracias a un estudio demográfico hecho junto con colectivos de desaparecidos, se constató que, si bien hay personas relacionadas al crimen organizado entre las víctimas, la mayoría de ellas fueron civiles víctimas de otros factores.“En Coahuila pudimos documentar que sí aparece gente vinculada al crimen organizado, pero existe un muy buen número de personas que no tiene nada que ver, que obedece a una lógica distinta: estaban en el lugar y momento equivocado o fueron víctimas de extorsiones u otros fenómenos. No son criminales”.Fuente: Unidades de Transparencia de la PGR y la Fiscalía del EstadoLos 75 de La BarcaA finales de 2013 y principios de 2014, la Procuraduría General de la República (PGR) se hizo cargo de una investigación que inició la Fiscalía del Estado en el municipio de La Barca, donde se recuperaron 75 cuerpos de 37 fosas clandestinas. Para diciembre de 2014, la dependencia federal reportó que había seis mujeres identificadas entre las víctimas y 52 hombres que también habían sido reclamados por sus familiares.Levantada sobre lomas, la colonia Agua Escondida, en Tonalá, tiene calles irregulares de terracería y escombro que “serpentean” a todos lados. Los vehículos pueden averiarse con facilidad o quedar atorados en un hoyo si no son de doble tracción.Los mismos vecinos son quienes se instalan sus servicios: mangueras en tomas de agua y conexiones inseguras de luz en cables que penden de pocos postes. Y con más fincas a medio construir que habitadas, la zona se evidencia a sí misma en el abandono. Por eso resulta extraño ver autos de lujo.“Ya tienen muchos años que se ven, pasan con los vidrios polarizados. No sabemos quiénes son”, relató Claudia, una de las mujeres que habitan ese lugar.Entre tanta finca abandonada, dice, de pronto “se les pierden”. Pero salvo la extrañeza de observar vehículos de gama alta, nunca se imaginaron que alguien se dedicara a enterrar cadáveres en esa colonia donde, el lunes, la Fiscalía descubrió varias fosas con 16 cadáveres adentro.Aunque Claudia ya había detectado olores fétidos. “A nosotros, cuando se nos muere un animalito, también lo echamos en una bolsa y lo tiramos por ahí. Entonces se nos viene el aroma y nosotros pensamos que son los animales. Jamás nos imaginamos que tuvieran los cuerpos (humanos) ahí”.Sebastián, su vecino, en alguna ocasión entró a los predios en obra negra que hay por las calles Juan Gil Preciado y Andrés Rentería. Ahora cree que pudo haber caminado sobre los cadáveres sin darse cuenta.Guadalupe tampoco pensó que fueran a encontrar a tanta gente enterrada; eso sólo lo veía en las noticias. “No podía ni dormir por tanto muerto que sacaron. O sea, ¿En qué momento y a qué hora vinieron a sepultarlos? ¿Cómo le hicieron? Sí se sorprende uno con lo que han encontrado”.Pero no a todos les causa la misma sorpresa, pues la colonia tampoco puede considerarse segura. “Hay demasiado vandalismo, demasiado ratero, muchísima inseguridad”, dijo Claudia. “Casi no pasan patrullas, las balaceras se escuchan diario. Y más los fines de semana: viernes y sábado”.Para los vecinos de Agua Escondida, la intranquilidad es habitual. Escuchan corretizas y saben que hay gente desaparecida desde hace años. Se dicen olvidados.LA VOZ DEL EXPERTOJacobo Dayán (analista del Seminario sobre Violencia y Paz del Colegio de México)Hace sólo unos años, el crimen organizado abandonaba los cuerpos de sus víctimas en sitios visibles, colgados o tirados en la vía pública y hasta con mensajes de advertencia a los grupos contrarios o autoridades, pero su estrategia más reciente ha sido desaparecer o esconder los cadáveres en fosas clandestinas. Esto, dijo el experto, para no llamar la atención de las autoridades y evitar ser buscados.“Me parece que hay una transformación de los grupos criminales debido a que esta manifestación pública de cuerpos lo que hacía era atraer a las fuerzas públicas del Estado a ‘la plaza’, a la ciudad, lo que acababa siendo contraproducente. Hoy parece ser que la estrategia de los grupos criminales es la inhumación clandestina para evitar ‘calentarla’ o llamar la atención”.Esta dinámica, agregó, se puede ver en entidades como Jalisco o Veracruz, donde también se han encontrado decenas de fosas, aunque hay manifestaciones distintas en otras regiones como en Coahuila, donde no son cuerpos inhumados en la clandestinidad sino fragmentos óseos, porque allí el fenómeno criminal busca “destruir” los cuerpos.“Estamos ante dinámicas muy distintas, pero evidentemente hay una intención de los grupos criminales por no llamar la atención”, concluyó.CLAVES