Aunque estaban cerrados por fuera, un gimnasio y un baño de vapor, ubicados frente a la estación Atemajac de la Línea 1 del Tren Ligero, se encontraban brindando el servicio, a pesar de que estos lugares son considerados como foco rojo de contagios del nuevo coronavirus.En una visita de este medio de comunicación, se corroboró la estrategia que siguen estos negocios para seguir operando. Cuando uno de los clientes quiere entrar, toca en la cortina y un trabajador le da permiso para ingresar al lugar y vuelve a cerrar.En un lapso de 30 minutos, al menos cinco personas salieron del lugar con ropa deportiva y botella de agua y toalla en mano. El gobernador había informado que los gimnasios, spas, clubes recreativos y deportivos, salones de eventos, bares y otros negocios del ramo del entretenimiento no están dentro de los establecimientos que podrán reabrir en junio. La pandemia de COVID-19 obligó a los gimnasios a cerrar sus puertas desde finales de marzo, pero algunos todavía se mantienen con la venta de productos, renta de equipos y clases en línea. Un ejemplo es Leonardo Orozco, quien cerró su centro de crossfit y boxeo en Tlajomulco, pero sigue pagando la mitad de la renta y del sueldo a sus trabajadores. Reconoce que no podrá “aguantar” mucho tiempo así.Debido a la pandemia de COVID-19, los gimnasios barriales, centros de crossfit, escuelas deportivas, salones de baile y negocios similares están en peligro o ya cerraron definitivamente por falta de ingresos. Además, no están entre los giros que reabrirán a partir del 1 de junio, según el Plan de Reactivación Económica en Jalisco. Un caso es el de Aarón Madrigal, quien junto a su hermano opera una escuela de artes marciales. Debido al aumento de los gastos y los nulos ingresos, planea buscar otro local para volver a empezar. “Mi hermano aún tiene algo de fondos monetarios, pues es boxeador profesional, y de ahí pagamos los seis mil 600 mensuales del local más mantenimiento, pero yo no tengo nada porque soy fotógrafo de eventos y también esa actividad está parada”. Algunos de los propietarios no alcanzaron a obtener apoyos gubernamentales o consideran que son insuficientes para los gastos diarios de un establecimiento comercial. “El apoyo nunca llegó, aunque me registré y no sabemos hasta cuándo se va a abrir. Creo que voy a operar en junio, a puerta cerrada y con poca gente, unas 10, porque ya no podemos más”, dijo Leonardo Orozco, dueño de un centro de crossfit y boxeo en Tlajomulco. El COVID-19 ha provocado que muchos emprendedores y comerciantes pierdan los ahorros de toda su vida. Un ejemplo es Luz Vázquez, quien invirtió su dinero en un gimnasio desde hace meses, pero justo cuando planeaba abrir comenzó la cuarentena, pagando 19 mil pesos mensuales en renta y otros rubros sin tener ingresos. “Tentativamente abriremos el 15 de junio, pero no lo creo. A lo mejor no aguantamos, quebramos y sin siquiera abrir”, dijo. De acuerdo con el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE) del Inegi, hay dos mil 120 gimnasios registrados en todo el Estado. Según la Unión de Propietarios de Gimnasios del Estado de Jalisco, al menos la mitad tuvo que cerrar sus puertas de manera definitiva, pues la mayoría son “de barrio”. trabajadores jaliscienses de la salud han dado positivo al COVID-19JL