Jueves, 21 de Noviembre 2024

La acosan por más de tres años y ahora teme salir

A Alejandra la siguió un hombre día y noche a cualquier parte que iba en Guadalajara

Por: Rubí Bobadilla

El acoso sexual puede dejar secuelas psicológicas. EL INFORMADOR

El acoso sexual puede dejar secuelas psicológicas. EL INFORMADOR

A sus 11 años, Alejandra acudía por las tardes a entrenar a un equipo de porristas que practicaba en un parque al Oriente de Guadalajara. Era muy pequeña, pero recuerda que había un joven de unos 19 años que entrenaba parkour y que siempre la veía "de manera extraña"

Ella cuenta que era muy niña para entender lo que pasaba, pero el hombre consiguió, por medio de otras amigas suyas, información de dónde vivía y a dónde iba a la escuela, hasta que comenzó a aparecerse en todos los lugares que ella frecuentaba.

“Si iba a la escuela por la mañana él estaba ahí, igual a la salida, así como en sus entrenamientos”. 

Pasaron años y el hombre continuó siguiéndola, incluso le mandaba cartas, pero ella lo rechazaba y evitaba hablarle o acercarse, pero la acosó por lo menos durante tres años.

"Lo veía en cualquier lugar que yo iba. Sabía dónde iba a la escuela, dónde vivía, sabía mi nombre completo, mis horarios. Siempre se me quedaba viendo y yo me sentía muy incómoda. Cuando tenía como 13 años lo seguía viendo. Yo salía de la secundaria y siempre estaba parado afuera, también lo veía en la mañana cuando me llevaba mi papá. Me hablaba pero yo no le hacía caso porque a mí me daba mucho miedo, llevaba muchos años siguiéndome”, contó Alejandra.

La acorraló y ella gritó

Alejandra, ya con 14 años, salió una tarde a la tienda de su casa y lo vio reunido con la pandilla que se juntaba en la esquina de su domicilio. Se asustó como nunca antes, “no inventes, ya se va a juntar aquí también y lo voy a ver diario”, pensó.

Quiso pasarse de largo e ignorarlo, pero él la acorraló y le dijo que estaba muy bonita, ahí no pudo más y gritó, sacó lo que por años había callado por miedo.

“Se me empezó a acercar muy raro y le grité que por favor me dejara en paz. El de la tienda se dio cuenta y lo corrió. Yo salí muy asustada y los muchachos de la pandilla se dieron cuenta, les conté que ese hombre me seguía siempre y que en ese momento me había acorralado y yo no sabía qué quería hacerme, entonces lo empezaron a golpear”, contó la joven, quien hoy tiene 21 años.

Ella y sus papás pensaron en poner una denuncia por acoso ante el Centro de Justicia para las Mujeres, pero no sabían su nombre completo, solo que se llamaba Daniel, entonces no lo hicieron. 

El miedo se quedó

Ella siguió viéndolo, principalmente en su escuela, y comenzó a tener terror de salir a la calle: “Yo ya no quería estar sola, hasta que un día lo volvieron a ver afuera de mi casa los muchachos de la pandilla y volvieron a golpearlo y le dijeron que no querían volver a verlo cerca de mí y desde entonces no he sabido nada de él”.

Ahora piensa que quizá pudo haberle dicho a sus papás desde un inicio, pero el miedo de no saber exactamente qué estaba pasando y de que sus padres “pudieran regañarla” la detuvieron y el acoso se prolongó por años. 

Eso la afectó muchos años y contó que fue traumático. Aunque ahora está más tranquila, aún tiene miedo de salir a la calle y volver a encontrarse con quien por tanto tiempo la siguió a donde fuera.

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