Tras dos años de ausencia, con limitados aforos y diversas restricciones, los cementerios del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) se llenaron de vida. La visita de miles de difuntos durante este Día de Muertos trajo consigo el acompañamiento de la ciudadanía, quien sin importar el paso de los años esperó por el reencuentro con sus seres amados.Con los primeros rayos del sol y la apertura de puertas de los camposantos a las 8:00 en punto de la mañana, las calles aledañas a los cementerios comenzaron a inundarse del aroma característico de la flor de cempasúchil, acompañada de la flor de terciopelo, poco a poco las tumbas cambiaron su color gris por el naranja y morado inconfundible de esta celebración.Poco a poco las lápidas viejas y llenas de polvo se vistieron de flores, adornos, botellas, comida y mucha alegría por parte de quienes se volvieron a encontrar con todos aquellos que se adelantaron, aunque unas cuantas lágrimas no faltaron.Al transcurrir de la mañana, los panteones cobraron vida. A pesar de ser un día miércoles, miles de jaliscienses lo dejaron todo por acompañar a sus difuntos, y para los vendedores la historia fue aún mejor.Alrededor del panteón de Guadalajara, denominado por la población como el “panteón nuevo”, decenas de oferentes de flores naturales y artificiales tapizaron el camino a la entrada principal del camposanto. A metros de distancia del sendero de tumbas los comerciantes “hicieron su domingo” con los miles de visitantes, que antes los aromas, colores y sabores no dudaban un pararse a comprar un antojito o un último adorno para las lápidas.La venta de comida fue permitida sin el uso de gas LP, ante posibles incidentes por el manejo de sustancias inflamables. Sin embargo, la estrella de este día fue el pan de muerto y las calaveritas de azúcar glass, además de las tradicionales tortas ahogadas a la entrada principal y un buen tejuino para sofocar el calor.A pesar de que el ambiente de fiesta y celebración se extendía por los cementerios de la localidad, la realidad es que estas celebraciones tocan las fibras más sensibles de aquellos que amaron y no dejarán de hacerlo, el perder a un ser querido es una herida que nunca cierra.La familia Calderón Becerra es un ejemplo de esta sensación agridulce de celebración y pérdida en el Día de Muertos. Hijas e hijos, nietos y sobrinos de José Luis Calderón, quién falleció el 26 de marzo de 2020, se dieron cita en el panteón Guadalajara para acompañarse de nueva cuenta de “Kiko” como era llamado por su familia como símbolo de cariño. Su hija mayor, Maritza Calderón, aseguró que aunque la pérdida se va haciendo más sencilla con el paso de los años, la realidad es que el dolor nunca se va. Para su primer aniversario luctuoso, los Calderón se mandaron a hacer una playera con el rostro del hombre, la cual portaban todos este Día de Muertos.“Nos la mandamos a hacer el año pasado como un símbolo de respeto, porque con él las cosas siempre fueron así, él nos mantenía unidos, juntos como familia queremos que eso perdure, que mi Kiko nos siga uniendo este y todos los días que nos restan a la familia”, apuntó.Así como los Calderón Becerra, miles de jaliscienses decidieron honrar a los suyos, pues aunque algunos panteones reportaron mayor afluencia que otros, eso no significó que todos aquellos que no fueron visitados están olvidados.Es el caso del cementerio de Mezquitán y sus más de 19 mil criptas abandonadas, las cuales desde el gobierno de Guadalajara buscan ser apropiadas para volverse a ofrecer a la ciudadanía como un espacio para más muertos. Sin embargo, esta no es una idea que les convenza a todos los tapatíos. Sergio Martínez y Juan Pimentel, dos jóvenes con raíces jaliscienses que datan desde los años 1800 decidieron darse cita en la tumba de una tatarabuela Josefina Martínez para arreglar la cripta vieja y darle una nueva vida a lo que por años estuvo en el abandono.Sergio aseguró que desde que se enteró que su bisabuela estaba enterrada dentro del cementerio de Mezquitán decidió darle una nueva vida a la cripta que guarda los restos de sus antepasados, “no es justo que dejemos morir a quienes nos dieron vida, si mi familia no quiere hacerse cargo, aquí estoy yo para ponerla bonita y no dejarla perder”.JM