A sus 51 años, Francisco López Lanz cumplió su sueño: ver plasmados los poemas que comenzó a escribir cuando tenía 33. Ese sueño hoy tiene un nombre: “Espinas, flores... y poemas”, un libro que presentó el pasado 18 de septiembre.Las letras de Lanz tienen una particularidad, y ésta radica en su profesión. Él es un oficial activo de la Comisaría de Guadalajara, quien a través de sus poemas busca demostrar a la ciudadanía que los agentes de Policía también sienten y luchan por lograr sus objetivos.Francisco López nació en 1968 en Tabasco. Allí se integró a la Academia Militarizada del Sureste y, al concluirla decidió emprender y viajar a Guadalajara con su esposa y sus hijos, hoy también policías. En 2019 cumplió 22 años de servicio en la Policía tapatía.Y aunque su presentación fue por demás modesta, los comentarios respecto a un policía poeta escalaron rápidamente en popularidad y hoy se sabe de él incluso a nivel nacional. Eso y su pasión por escribir lo llevaron a fijarse un nuevo reto: publicar un segundo ejemplar con sus versos, e incluso una novela.Todo, gracias a que siempre hizo caso al “gusanito” que tenía por escribir; al mismo que inició cuando conoció a Nini Estrada y escuchó declamar al fallecido Francisco “Paco” Stanley.—¿Cómo surgieron sus ganas de escribir poesía?—Desde hace 18 años empecé a escribir. Las personas me dicen que es muy difícil, pero yo siento que se me facilita. A veces de una sola palabra me nace escribirlos; a veces escribo uno en cinco minutos y en un día he llegado a hacer cinco o seis.—¿Estudió algo sobre literatura o tiene a algún autor favorito?—No, yo siento que es algo nato. Ahorita estoy estudiando Derecho, voy ya en el tercer cuatrimestre de la licenciatura. Nada qué ver, pues, pero también me está llamando la atención. En la Comisaría llego a la biblioteca y allí leo los libros para ver el estilo de los escritores. De donde me nació el gusto por la poesía fue de escuchar recitar a Paco Stanley, a Jorge Lavat y uno que me gustaba mucho cómo recitaba los poemas era Nini Estrada. Me gustaba mucho la forma en la que narraban. Por ejemplo, yo recité en la secundaria el “Brindis Bohemio”, de Paco Stanley, y quizás fue cuando empezó el gusanito.—¿Cómo han reaccionado su familia y amigos sobre esta segunda profesión?—Le enseñaba mis poemas a mi esposa y ella decía que le gustaban. Después se los enseñé a mis compañeros y muchos no me creían cuando les decía que eran míos. Quizá se admiraban o no creían porque decían: “Eres policía, tú no puedes escribir esto”. La gente piensa que los policías somos fríos, pero también somos humanos y sentimos todo.—¿Cuál es su proceso para escribir?—No es que yo me siente y diga: “ya ahorita me voy a poner a escribir”. No. De repente me llega la inspiración y ya empiezo. Siempre tengo conmigo un papel y pluma o cargo mi computadora por si me nace escribir algo.—¿Cuántos poemas ha escrito en todos estos años y cuántos llegaron al libro?—Son 150. Estaban bien guardados, hasta que conocí a una persona que se interesó en lo que hacía y me dio un empujón. Así se fueron involucrando más personas, hasta que se hizo posible llegar a imprimir 100 ejemplares. La verdad es que nunca me imaginé todo esto: que me hicieran entrevistas.Ley de amorAmar a quien no te ama Esa es la ley del amor, La vida así te paga Cuando entregas el corazón.Porque siempre es así Y el destino es muy cruel, Cuando yo te amo a ti Tú le amas a él.Se sufre y también se llora Cuando amas a un ser Y mucho también se implora. Por el amor de una mujer.Es la ley del amor Que a mí me tocó vivir Amar con mucho dolor Y llorar hasta morir. —¿Por qué sólo incluyó 25 poemas? ¿Cómo los escogió?—Tomé los comentarios que me hacían quienes van a la biblioteca. Allí hay muchos libros que mis respetos, pero que son muy gruesos, muy saturados y la gente, si ve un libro grueso, quizá le dé flojera leerlo. Entonces dije: A mí no me tiene que pasar. El mío lo voy a hacer chiquito.—¿Quién le ayudó con la impresión de “Espinas, flores... y poemas”?—Se llama Jorge Aguilera. Él me dijo que había ayudado a un amigo a hacer un libro y eso me llamó la atención. Le dije que también escribía; que tenía poemas. Para el siguiente turno le llevé algunos y le gustaron. Me dijo: “¿Sabes qué? Hay que hacerlo libro, están muy bonitos”. Me contactó con una persona que tiene una imprenta, como si se fueran uniendo los eslabones, y ya cuando salió me encontré con otra persona que me llevó a la radio.—¿Qué le comentaron en la Comisaría? ¿Sabían allí de este libro?—Cuando le llevé la noticia a mi director operativo y al comisario me dijeron que podía dar una entrevista… pero nunca imaginé que llegarían todos. Los vi y le pregunté a mi esposa “¿Sí vienen conmigo?”. Hicimos la presentación y en la tarde me dijo mi comandante que “todo esto fue por parte del director operativo; quería darte una sorpresa”. Y sí me la dio; no lo esperaba.—¿Qué es lo que sigue después de este libro?—Mucho. La presentación de este libro es algo que no esperaba, ni mi familia. Mi esposa me decía: “¿En qué nos metimos?”. Estamos muy contentos y pues a darle hasta donde llegue. Quisiera llevarlo más público, que mucha gente lo lea, que quedara como algo para mis hijos, que ellos puedan decir “mi papá hizo esto”, que se sientan orgullosos, como un ejemplo de que sí se pueden hacer las cosas. Hasta esta edad me decidí a seguir estudiando, pero nunca es tarde y nada es imposible. Tanto me gusta ser policía que también estoy escribiendo una novela de cómo, desde que somos civiles, luchamos para poder ingresar a las instituciones y también lo que pasamos adentro, todo lo que vivimos.—¿Cómo advierte la situación actual de inseguridad?—Desde que me metí al Ejército me llamó la atención el uniforme, pero sobre todo servir, y cuando fui conociendo la labor de ser policía, más me llamó la atención. Tanto, que ya voy a cumplir 23 años aquí. Siempre ha habido peligro para los policías, siempre, pero creo que ahora es más latente e intensificado; se está viviendo una situación muy difícil. Toda mi vida he dicho que lo único que nos distingue es el uniforme, porque somos seres humanos que igual sentimos dolor, pero la gente no lo ve así. La gente piensa que somos duros y no, sí tenemos sentimientos y sensibilidad, y me parece que este libro es una muestra de ello.—¿Cuál es la reflexión que deja un policía y poeta a sus compañeros de profesión?—Que no se detengan. Todos tenemos cualidades y defectos; todos tenemos algo que llevamos escondido, y si es positivo les diría que lo muestren. Nunca es tarde para hacerlo. A lo mejor pueden aportar algo. Los policías siempre hemos sido mal vistos por la sociedad, pero sé que hay más compañeros que, como yo, tenemos algo más qué aportar.