Jalisco tiene en sus tierras muchas de las características que consideramos más mexicanas: el mariachi, el tequila, la tradición cultural. Es uno de los estados más importantes de México, y entre sus muchas curiosidades, posee también el mérito de la cantina más grande no sólo del país, sino del mundo entero. Guadalajara, como ya se sabe, es tierra de cantinas. Cantinas antiguas, de casi siglo y medio de existencia, cantinas clásicas, cantinas más novedosas, y también la más grande del planeta. Se trata de El Parián, en Tlaquepaque. Localizada en el centro del municipio, es una de las visitas obligadas para nacionales, extranjeros y toda clase de curiosos, por toda la vida congregada, la música indistinta, los gritos de todas partes, el desorden de los comensales y el río de existencia que emana por los recintos como una celebración multitudinaria y sin fin. El Parián está conformado por 19 restaurantes y bares independientes entre sí, teniendo como epicentro el icónico kiosco francés rodeado de equipales, macetas floridas, árboles y lámparas que le dan al lugar un aura de primavera interminable. Originalmente, en las postrimerías del siglo XIX y a principios del siglo XX, el Parián era un mercado, pero fue cambiando de giro y encontró su lugar en el mundo cuando los mariachis, las fiestas más allá de la medianoche y el alcohol comenzaron a volverse cotidianos. Hoy en día sigue ostentando el título de la cantina más grande en el mundo, y es una de las estrellas grandes en la noche interminable de Tlaquepaque y de Jalisco. FS