Sábado, 23 de Noviembre 2024

Sin agua desde hace dos meses, llena sus bidones en manantial en Atemajac

Ante la escasez de agua en la metrópoli, los habitantes de la colonia Atemajac en Zapopan aprovechan el nacimiento de agua que tiene como destino el drenaje  

Por: Sergio Blanco

Algunos vecinos llegan a cargar botes de agua, pero no porque no tenga servicio de agua, sino para beber. EL INFORMADOR / G. Gallo

Algunos vecinos llegan a cargar botes de agua, pero no porque no tenga servicio de agua, sino para beber. EL INFORMADOR / G. Gallo

“Precisamente por eso yo traigo mis bidones, porque no tengo agua en mi colonia”, explicó Bruno Hernández, que el mediodía de este jueves ya iba por su segundo viaje diario a “El Chorrito”, en la colonia Atemajac de Zapopan, donde hay un nacimiento de agua que se va al drenaje.

Lo que hace desde hace dos meses que le cortaron el servicio en Villas de Guadalupe, a causa de la sequía que afectó la presa de Calderón, es ir diario a llenar sus bidones y vaciarlos en su aljibe. De ahí la usa para bañarse, lavar ropa, el inodoro y más.

El hombre de 55 años conoce de la existencia de ese manantial debido a que ahí creció.

Bruno utiliza el agua que recoge para bañarse, lavar ropa, el inodoro y más. EL INFORMADOR/ G. Gallo

“Eran dos ojos de agua, a una distancia como de 10 metros, de ahí nace el agua, entonces hicieron un coto que se llama el Ojo de Agua hace unos cinco años, taparon el más grande, por eso ya nada más sale un chorrito”.

Luis Galván, de 63 años, llegó a cargar cuatro botes de agua, pero no porque no tenga servicio de agua, sino para beber.

“Toda la vida he tomado agua de aquí"

“Toda la vida he tomado agua de aquí, vivo a tres cuadras. Aquí había riachuelos, subía el agua a unos tanques en el Club Occidente, de ahí se abastecían las cuadras”.

Recuerda cuando llegó una fábrica a ese lugar justo porque había mucha agua. “Las empresas llegaron a lugares estratégicos: aquí, en La Experiencia, en El Salto, en el Agua Azul, que no era el Agua Azul, era el Lago Azul, donde la gente iba en canoas a paseos dominicales”.

Fue hace unos 40 años que comenzaron a levantar bardas y en lugar de dejar correr los riachuelos que nacían en dos ojos de agua, los entubaron.

Solo dejaron un chorro libre para que la gente tomara agua, pero igual se va a otro tubo de drenaje. “Remodelaron así, pusieron este tubo, antes estaba uno más grande”.

Tras llenar sus botes le dio un largo trago a uno de ellos. Según dijo, le dura unos dos días el agua que recoge, a veces menos, cuando hace mucho calor. “Nomás la uso para cocinar o para tomar, ya le han hecho estudios y no le encuentran nada, esta agua es mejor que la del garrafón”.

NR

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