En apenas dos meses, los hallazgos de cuerpos en fosas clandestinas han aumentado en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Entre el 6 de junio y hasta ayer se han localizado 37 cadáveres; es decir, en promedio uno cada 40 horas. Los descubrimientos han ocurrido principalmente en casas o terrenos abandonados, y por reportes de vecinos o incluso por los propietarios.Sólo este mes suman 17 cuerpos localizados en las colonias Santa Elena de la Cruz (Guadalajara) y Villa Fontana Aqua (Tlajomulco). El fiscal general, Raúl Sánchez Jiménez, dijo al respecto, el pasado 23 de julio, que los cuerpos en Tlajomulco y Tlaquepaque se hallaron gracias a las “mesas de seguridad”.Para dimensionar, los 37 cuerpos de estos dos meses son la séptima parte de los 243 que han sido exhumados de fosas ilegales en el Estado, entre 2012 y abril pasado. A través de su Unidad de Transparencia, la Fiscalía detalló que solamente 88 de esos restos habían sido entregados a sus familiares.Alejandro Hope, analista en seguridad, opinó que el Gobierno estatal debe crear un mapa para identificar un patrón geográfico de donde son localizados los cuerpos, aunque antes que analizar la información debe centrar esfuerzos en combatir el alza en homicidios. “La Comisión Estatal de Búsqueda es la que debe tener ese rol de inteligencia”.En el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) trabajan a marchas forzadas. Y la coyuntura de violencia que hay en la metrópoli no hace sino empeorar la carga laboral de quienes allí trabajan.De acuerdo con los indicadores estadísticos del Instituto, entre el 1 de marzo de 2013 y hasta ayer, fueron practicadas 26 mil 382 autopsias en esa instancia, que equivalen a 13 por cada uno de los mil 986 días transcurridos entre una fecha y otra.El coordinador general técnico-operativo del Servicio Médico Forense (Semefo), Eduardo Mota Fonseca, comentó que el tiempo estimado de una necropsia es de alrededor de cuatro horas. Y pese al incremento de trabajo, negó que se rebase la capacidad cuando llegan muchos cuerpos “de golpe”.“Tenemos espacio para el almacenamiento transitorio, egresos, oficinas, computadoras, escritorios, instalaciones. Lo que sí es que hemos padecido en el recurso humano (…). Nos hacen falta más médicos, auxiliares, trabajadores sociales. Los que ya están identificados lo que hacemos es hablarles a las familias”.No es secreto. En repetidas ocasiones, el titular de esa instancia, Luis Octavio Cotero, ha reconocido que se necesita más personal en el IJCF.Eduardo Mota, por su parte, pidió a los familiares de las víctimas un poco de “paciencia” para esperar a que los cuerpos les sean entregados o identificados. Mientras, en la operación diaria se ha tratado de modificar horarios para subsanar la falta de personal, aunque tampoco ayuda demasiado en el resultado final.“El tiempo (de entrega de los cuerpos) depende del tipo de muestra, el estado de conservación y la cantidad. Puede variar entre 20 días hábiles a tres meses, y a esto debe agregarse la carga de trabajo y capacidad instalada de los laboratorios”, indicó la dependencia a través de su Unidad de Transparencia a finales de 2017.El pasado 21 de marzo, la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ) emitió una recomendación especial sobre la protección de personas desaparecidas, en donde pidió al IJCF que en las autopsias mejorara los procesos, principalmente en las áreas de Medicina Forense y Criminalística. “Que permita recortar los tiempos de exámenes y resultados genéticos para la identificación de personas”. LA VOZ DEL EXPERTOAlejandro Hope (analista en seguridad)El experto en temas de seguridad consideró que el hallazgo repentino de más fosas clandestinas en la metrópoli significa que alguien quiere que éstas se descubran. “Mandan distintos tipos de mensajes. La finalidad de esos lugares es esconder homicidios, y cuando se hacen públicos generalmente es por algún motivo”.Dijo que se debe indagar en los motivos, y que principalmente se tendrían que tomar en cuenta tres posibilidades, entre ellas el que un miembro de los grupos que cometieron el delito “traicione” a los demás y divulgue la información.“Lo segundo podría ser que el cártel contrario se entere y quiera inculpar a los otros, o la tercera alternativa es que el propio grupo sea el que dé ‘el pitazo’. Yo supondría que una buena parte de esas fosas están siendo localizadas gracias a los mismos que las cavaron. La pregunta es por qué”.SANTA ELENA DE LA CRUZEl hallazgo de 10 cuerpos enterrados en Santa Elena de la Cruz es sólo una evidencia de la inseguridad de la colonia, manifestaron vecinos del lugar, quienes afirmaron que la violencia ha escalado “desde hace años”.“Aquí a cada rato matan gente y rara vez se ve una patrulla”, comentó uno de ellos, quien prefirió reservar su nombre. “Hace unas semanas mataron a un hombre y antes balearon a tres”, señaló.Otros vecinos lamentaron que hay “poca reacción” de autoridades preventivas ante la presencia de grupos de personas sospechosas. “Todos saben dónde venden drogas: (las calles) Navarra y Béjar”.CRÓNICADos mujeres barren la acera de la esquina en Béjar y Oviedo, en Santa Elena de la Cruz: la colonia que sale en todos lados porque adentro de una casa encontraron 10 cuerpos maniatados. Con sus escobas apilan arena, una botella, papeles y hasta un peluche lleno de tierra que quedó tras el hallazgo de la semana pasada. “De por sí se ve todo deprimente con esto que pasó. Por eso estamos barriendo”, cuenta Josefina.Los vecinos del lugar cooperaron para comprar 10 veladoras: una por cada muerto que hallaron. También instalaron un pequeño altar con dos floreros y una cruz, que quedó colgada a la malla ciclónica que suplió el muro derribado por la Fiscalía para meter una excavadora.“(La noticia) nos cambió la vida porque nos sorprendió este hallazgo tan macabro, tan horrible, tan espantoso. Nunca esperamos algo de esta magnitud en este lugar, y menos aquí en medio de Guadalajara”, lamenta.Don Javier casi ya no ve, pero mantiene fija su atención al punto desde otra esquina. Recuerda que allí vivía una familia conocida por todos, pero que “se fue muriendo de uno en uno”. Don Pancho, por ejemplo, falleció hace unos 15 años. Sus dos hijas: Cuca y Rosa, se fueron después. Recuerda que a él le sobrevivieron tres hijos… pero se fueron “sabe para dónde”.Hace unos tres años alguien le prestó la casa a uno de los sobrinos, a quien apodaban “El Frogs”. “Tenía unos 30 años. Muy tranquilo, pero se veía bien traqueteado”, recuerda Gustavo, vecino del lugar. Él se dedicaba a juntar cartón, botellas de plástico y demás chácharas que vendía.Así, hasta unos hace unos cuatro meses. “Todo cambió. Llegaba un ‘bolón’ de gente a la esquina. Había muchos carros y camionetas y eso, y fumaban ‘mota’ todo el día”.Eso sí: a las nueve de la noche ya todos se iban.“Creíamos que el muchacho empezó a vender droga porque ya no movía sus chácharas”, narra Josefina. “Pero a veces el miedo hace que te quedes callado. Estamos viviendo en el temor”.Cuando las autoridades llegaron, nunca se imaginaron la verdadera razón. ¿Cómo iban a pensar en fosas, si nunca escucharon movimiento? ¿Si nunca percibieron olores?Hace unas semanas, un hijo de don Pancho encontró comprador para la casa. Una mujer dio un anticipo y hace como 15 días “El Frogs” se fue. El viernes pasado, cuando ella entró con los albañiles para detectar los desperfectos, descubrieron una extremidad humana. Ese día sacaron cuatro cadáveres, el sábado exhumaron otros cuatro y el domingo dos más.El patio removido con malla, el alambre de púas y los sellos de la Fiscalía ya se pueden ver desde la calle. En Béjar y Oviedo ya no hay policías, pero sí los 10 vasitos embrocados para que el fuego se mantenga vivo, para “el descanso de las almas de esas personas”… y todo bien barrido para que no se vea tan triste.