En mayo del año pasado, Rocío Navarrete Acuña, del municipio de Mezquitic, acudió a la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes para preguntar sobre la situación jurídica de un menor que fue retirado por el DIF a una familia de la comunidad Wixárika. Dos meses después, ella y su esposo se convirtieron en padres sustitutos de dos recién nacidas.La mamá del menor le pidió que buscara información sobre cómo se encontraba su hijo y, si le era posible, hacerse cargo de él, “llegamos a la Procuraduría del Menor de casualidad. (El niño) estaba enfermo y la Procuraduría lo llevó a un albergue porque no podía estar con su familia. Tenía desnutrición”.Al llegar a Ciudad Niñez, le comentaron de la figura de familia de acogida a través de la cual podría hacerse cargo de él. Aplicó para el programa, acudió a los cursos y en junio ya había entregado toda la documentación; sin embargo, Rocío y su esposo fueron candidatos para hacerse cargo de otros menores, “en julio me hablaron que había dos bebés, que si quería acogerlas a ellas”. El otro niño fue reintegrado a su familia al siguiente mes.La señora Navarrete, de 33 años, menciona que ha sido una bonita experiencia porque prácticamente se ha convertido en mamá primeriza, ya que a pesar de tener 11 años de casados aún no tienen hijos en pareja. Su esposo tiene una hija de 24 años.A su vez, explica que hacerse cargo de las dos menores también ha sido una tarea complicada, “aunque las niñas no se van a quedar conmigo, lo hago por ellas, porque al final de cuentas no espero recibir nada a cambio, porque yo sé que con el cariño que me están brindando quedo más que satisfecha con ellas”.Destaca que su esposo Eduardo Martínez, de 47 años, está muy a gusto. A los dos les parece que será más difícil para las menores, “las niñas se empiezan a acostumbrar, uno de grande entiende la situación de que se van a ir, pero ellas no, son las que van a batallar un poco más para reintegrarse a sus familias. Es una edad en la que no reconocen mucho a la gente. Es lo que se nos hace más triste o más complicado”.Aunque la estadía es temporal, Rocío manifiesta que sí recomienda a más familias que se sumen a este tipo de programas, porque los menores crecen en un ambiente más sano.“La atención es más personal que en la Casa Hogar y claro que sí lo recomiendo. Yo siento que para eso estamos aquí, para ayudarnos unos a otros. Ellos son personas que necesitan mucha ayuda de los adultos”.Añade que tienen planeado tener hijos propios, aunque esta decisión está en pausa, pues recuerda que los tratamientos salen caros. Tampoco descartan adoptar, “siempre he dicho que hay muchos niños que nos necesitan, si se me presenta la oportunidad, lo haría”.La Procuraduría ya trabaja en el plan de restitución de las dos bebés. Una de ellas podría ser reintegrada a su familia dentro de uno o dos meses, considera Mariana Belmont Flores, directora de Tutela de Derechos.Debido a que la mamá era adicta, se le da seguimiento para que concluya su recuperación en un centro de rehabilitación con el objetivo de que la reintegración sea viable en un futuro. Sin embargo, actualmente se trabaja con un tío por parte de la familia paterna para que sea él quien se quede a cargo de la menor.La funcionaria precisa que le hicieron pruebas psicológicas tanto a él como a su esposa, así como un estudio socioeconómico, para que la niña regrese a su entorno familiar en tanto la mamá se pueda rehabilitar y estar al cien por ciento. Belmont aclara que si el tío resulta no viable, realizarán las pruebas a la abuela materna.“La mamá va bien. Ha tenido mucha voluntad. Todo lo que le pedimos lo ha realizado. Acudió a terapia psicológica, nada más estaba ese detalle del Centro de Rehabilitación en donde todavía no concluye su tratamiento. Lo dejó a medias por una situación que vivió y tuvo que detener su tratamiento. Le pedimos que lo concluyera”.El plan de restitución de la otra menor también se encuentra en proceso. La funcionaria comenta que la Procuraduría se hizo cargo de ella porque la mamá también es adicta. Actualmente se encuentran en la búsqueda de familiares.Asegura que las “niñas están súper bien” con la familia de Mezquitic, y están conscientes de que no es con fines adoptivos.La psicóloga en el área de Adopciones y Familias de Acogida de la Procuraduría, Karen Anahí González Coss y León, precisa que las familias que buscan formar parte de este programa deben tomar un taller y pasar por una valoración.El acercamiento con ellos es para platicar principalmente el tema del apego, la convivencia y la temporalidad. Esta última depende del juzgado: “Se busca que tengan claro que es sin fines adoptivos. Y sobre límites y reglas para el proceso de la adaptación”.Además, se trabaja con los niños para que conozcan su proceso, sobre todo aquellos que se integran a familias cuando son muy pequeños, “con ellos el trabajo viene después, conforme van creciendo y se van formando los lazos, puedes irles explicando que es temporal, porque depende de su madurez y su edad. En lo que nos basamos más es en la opinión de los niños. Se les explica la diferencia con la adopción para que no tengan esa ilusión”.Aunque el acogimiento familiar se contempla desde 2014 en la Ley General de Niños, Niñas y Adolescentes, la figura jurídica quedó establecida en la legislación local a partir del 1 de enero de 2016, cuando entró en vigor la ley estatal en la materia.“Es creada con la intención de que los niños que son víctimas de algún delito y son retirados de su entorno familiar no vayan a un albergue. En tanto el Ministerio Público realiza las investigaciones necesarias (y culmina el proceso jurídico), el niño lo resguarda la Procuraduría”, puntualiza la directora de Tutela de Derechos.Con la finalidad de que el niño crezca en un entorno familiar sano, las personas interesadas pueden ser un matrimonio o una persona soltera, que debe ser certificada. Para lograrlo, la familia tiene que llenar su solicitud, adjuntar una serie de documentos, llevarlos a la Procuraduría o alguna de las Delegaciones en donde se realizarán una serie de pruebas, tanto psicológicas como del área de Trabajo Social para determinar su viabilidad.Una vez que se obtienen los dos resultados, la decisión se somete ante un Comité Técnico de Evaluación. Si es favorable, se les expide el certificado de idoneidad, proceso que puede durar aproximadamente dos meses, “porque las personas tienen que acudir a un taller para padres que dura tres sesiones. Cada sesión tiene una duración de tres a cuatro horas. Ya que tiene su certificado es cuando se les puede asignar a un niño”.Debido a que Trabajo Social y el área de Psicología son quienes tienen más contacto con los niños, son los responsables de analizar el perfil de las familias para determinar qué menor les será asignado.La funcionaria aclara que hay mil 561 menores que se encuentran en albergues a cargo de la Procuraduría o sus Delegaciones. Es porque fueron víctimas de un delito.“Si un niño se encuentra en una casa donde se recibe el reporte que está siendo maltratado, acude la Procuraduría o la Delegación a verificar, corroborar o descartar que puede ser víctima de algún delito. Si se corrobora que existe riesgo para el niño en su vida o en su integridad física o psicológica se dicta una medida de protección. Esta medida la puede dictar el MP, la Procuraduría y sus delegados”.Posteriormente son llevados a un albergue y son candidatos a formar parte de una Familia de Acogida.La intención de Rosa Isela Rivera y Cuauhtémoc Rosales era adoptar a “Pedro”. Lo conocieron hace poco más de cuatro años cuando acudieron por primera vez a un albergue para conocer la situación de los menores que se encuentran sin familia.“Empezamos a convivir con él. Tras el convivio constante nos fuimos encariñando y pedimos que nos permitieran tener una relación más cercana con la familia”, recuerda Rosa Isela.Por alrededor de dos años la pareja intentó llevar a cabo un proceso de adopción, pero les aclararon que no era apto. Tras la entrada en vigor de la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, en la Procuraduría especializada les informaron sobre la figura de Familias de Acogida, a través de la cual podían adoptarlo de forma temporal.Rosa Isela y Cuauhtémoc tienen tres hijas mayores de 20 años, pero sintieron que podían brindarle un hogar y comenzar de nuevo la crianza de un hijo. Desde el 7 de marzo del año pasado vive con ellos.“Nos sentimos bien. Criamos puras niñas y él nos tocó en la etapa de adolescencia. Estamos viviendo una experiencia muy diferente a las niñas, porque los niños tienen otro carácter”.Debido a que tiene 12 años y nunca criaron a un varón, la pareja decidió acudir a la Escuela de Padres, “hemos estado haciendo muchas actividades que no hicimos con nuestras hijas, con él estamos aprendiendo otra forma de ser papás”.Durante los años que lo visitaron en el albergue, las autoridades les permitieron llevarlo a su casa los fines de semana y convivir con él durante Navidad y cumpleaños. Por ello, tanto las hijas como las nietas se han sentido a gusto. “Lo han aceptado muy bien, parecen hermanos (de sangre). Se pelean, están juntos. Como los clásicos hermanos”.Pedro tiene 12 años de edad, estudia primero de secundaria y también quiere acudir a alguna escuela de futbol, “es un niño muy listo, está a gusto con nosotros. Lleva muy buenas calificaciones. Imagino que ahí se demuestra que está a gusto el niño, que la está pasando bien”, destaca el señor Rosales.El menor llegó al Consejo Estatal de la Familia porque padecía violencia intrafamiliar y por ello habla muy poco de su mamá biológica, “él siempre menciona que su familia somos nosotros. De la mamá ya habla un poquito, habla con menos rencor. Regresar con ella, dice que no”, comenta Rosa.Pese a esto, dice que el menor es muy cariñoso con toda la familia.A casi un año de ser una familia pre-adoptiva, recomienda que más personas consideren esta figura para apoyar a menores en esta situación, “en lo personal ha sido una experiencia nueva y bonita, donde uno demuestra que puede dar el mismo cariño a los hijos aunque no sean de sangre. Se quiere igual, para nosotros es nuestro hijo menor y aunque no vamos a poder llevar el proceso de adopción, pero él dice que a los 18 años se va a adoptar con nosotros”.La directora de Tutela de Derechos informa que el niño permanecerá con ellos de manera temporal en tanto se resuelve su situación jurídica.Se llevó a cabo la búsqueda de familiares, pero no fue viable que regresara con ellos. “Ahorita se encuentra en una etapa judicial ante el órgano jurisdiccional, se están realizando las acciones necesarias para que el niño quede liberado jurídicamente o que la Procuraduría quede como tutor de este niño”.Aclara que sí se localizó a familiares, pero no se autorizó la reintegración, “si se hubiese dado, el niño hubiera sido nuevamente víctima del delito por el cual llegó aquí con nosotros. Fue por violencia intrafamiliar”.En lo que va de la actual administración (de 2013 a 2017), la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia ha reintegrado a mil 609 menores a sus familias, lo que representa seis veces más que el total de los procesos realizados durante el sexenio pasado.La titular de la Procuraduría, Balbina Villa Martínez, puntualiza que de 2007 a febrero de 2013 (correspondiente a la pasada administración), el Consejo Estatal de Familia realizó 263 reintegraciones, “había rezago de años anteriores, de niños que podían ser (regresados a sus familiares)”.Considera que la mejoría obedece a que durante la actual gestión de Gobierno, la presidenta de DIF Jalisco, Lorena Jassibe Arriaga, ha trabajado para que se respete el derecho de los niños y niñas a vivir en una familia.La figura de Familia de Acogida corrobora que el mejor lugar para que un menor pueda desarrollarse es estar en un hogar aunque sea de manera temporal. Sin embargo, reconoce que a la fecha las solicitudes han sido pocas y por ello se requiere generar conciencia para que más familias se sumen.“Los niños que se encuentran bajo tutela del Estado son ingresados en su mayoría a los albergues. Las casas hogar son de gran ayuda para el Estado, es muy diferente estar en donde puedan tener el calor de familia, donde les puedan proporcionar amor de una manera más personalizada y que puedan emocionalmente estar mejor, no obstante que están pasando por una situación difícil, porque todos estos niños, si fueron ingresados a un albergue, es porque fueron víctimas de algún delito”.A pesar de que en otras ciudades se entrega un apoyo económico a familias que se hacen cargo de menores a través de este tipo de programas, la directora de Tutela de Derechos aclara que en el caso de Jalisco no se contempló entregar recursos, pero sí apoyos en especie.Si bien deben demostrar que cuentan con la solvencia económica para hacerse cargo de algún menor, la autoridad los puede apoyar con ropa, calzado, visitas médicas, la compra de útiles escolares o ayudarles a gestionar el ingreso a alguna escuela, “pero recurso económico no se les brinda”.Belmont Flores acentúa que a la fecha no ha sido necesario entregar algún apoyo a las tres familias que actualmente forman parte de Familias de Acogida, pues se han hecho cargo de todos los gastos.