Por ser inviable en materia ambiental, la planta termoeléctrica “La Charrería”, que se construiría en Juanacatlán, fue cancelada. El gobernador Enrique Alfaro reconoció que el Estado rechazó esta inversión de 759 millones de dólares, a pesar de que son “tiempos difíciles” para la economía.“O estamos comprometidos con la agenda climática o no lo estamos; el Gobierno federal también debe asumir una posición al respecto”, comentó.Sergio Graf, secretario de Medio Ambiente estatal, precisó que la planta “exige una demanda de agua que pondría a los habitantes de Juanacatlán, y a la industria, en una competencia (por el líquido) para consumo humano y para la planta”.Por si fuera poco, el predio en donde se planteaba realizar el proyecto se encuentra en una zona de conservación, según el Plan de Ordenamiento Territorial Metropolitano.A pesar de que el proyecto de la planta termoeléctrica “La Charrería”, en Juanacatlán, tiene argumentos de peso para que se le considere inviable, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) le dio su aval.El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, destacó que el predio autorizado para edificarla no sólo se encuentra en un área de conservación ambiental, sino que, de construirse y ponerse en marcha, pondría en riesgo el abasto de agua para los habitantes del municipio.“Nos extraña profundamente la posición que las autoridades ambientales federales han asumido ante este proyecto. Nos extraña que un lugar que está pegado a una zona de alta fragilidad ambiental, que está en la Cuenca del Río Santiago, en una zona con problemas de abasto de agua importante, tenga el aval de las autoridades federales”, comentó.Sergio Graf, secretario de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial de Jalisco, mencionó que el dictamen de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) realizado por la Semarnat sobre el proyecto también guarda inconsistencias, pues en el documento no se especifica que, por sus características, la termoeléctrica demandaría una gran cantidad de agua, lo que al final la pondría a competir con los habitantes por ese recurso.Otra debilidad detectada por las autoridades de Jalisco fue que la Federación no tomó en cuenta el Plan de Ordenamiento Territorial Metropolitano (PotMet) para realizar su evaluación.“Llama muchísimo la atención que el manifiesto de impacto ambiental que plantea la Semarnat no considera los criterios de regulación ecológica del suelo que están en el PotMet. Si bien no están obligados a aplicarlos, sí están obligados a observarlos, de conformidad con la Ley general de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano”, comentó Mario Silva, director del Instituto Metropolitano de Planeación (Imeplan).Ante esas irregularidades, Enrique Alfaro anunció que el Gobierno de Jalisco interpondrá un recurso administrativo de revisión ante la misma Semarnat, a fin de combatir la autorización que hizo esa dependencia al proyecto y reconsidere el visto bueno.El anuncio sobre la cancelación de la termoeléctrica “La Charrería”, en Juanacatlán, es un buen ejemplo de compromiso ambiental. Pero para Graciela González, vocera de la asociación Un Salto de Vida, todavía hace falta que el blindaje sea jurídico y no sólo verbal.La termoeléctrica, acotó, tiene vigente la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el permiso de cambio de uso de suelo de la empresa Fisterra (encargada de su construcción) y el permiso para realizar una subestación que serviría como segunda fase.“Esperamos que también la Federación se manifieste. Que las autoridades estatales den a conocer a la Semarnat el resolutivo de negación”.Añadió que también resta cancelar las plantas termoeléctricas de El Salto, Jocotepec y Zapotlanejo, así como del gasoducto que hay en este último municipio, pues hay riesgos. “Estamos inconformes porque no lo detuvieron. Sin él no habría termoeléctrica, pero con él puede haber más proyectos industriales”.Reconoció la decisión del gobernador de cancelar “La Charrería”, pero advirtió que eso sucedió gracias a la presión ejercida por las comunidades afectadas. LA VOZ DEL EXPERTOArturo Curiel Ballesteros (académico de la UdeG)Para Arturo Curiel, académico del Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Guadalajara (UdeG), la cancelación de la termoeléctrica en Juanacatlán fue una decisión “congruente” con los acuerdos internacionales de los que México es parte y, por ende, Jalisco.“Después de tantas veces que se ha ratificado el compromiso de México para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sí sería una contradicción fuerte que se estuviera construyendo una termoeléctrica en lugar de, por ejemplo, (una planta) de energía solar”.Añadió que impulsar estas fuentes de energía en el Estado iría en contra del desarrollo sostenible. “(Las termoeléctricas) se basan en fuentes que tienen una vida limitada a partir de los combustibles no renovables”, agregó.CLAVESPermiso. El pasado 7 de agosto, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) concedió la autorización a la empresa Fisterra -solicitada en mayo- para construir la termoeléctrica “La Charrería” en Juanacatlán.Molestia. Sin embargo, desde que los pobladores de los alrededores se enteraron del proyecto, éstos solicitaron información a las unidades de Transparencia de las autoridades municipales y estatales, pues éstas negaron conocer acerca de la construcción.Evidencia. Al mismo tiempo, los grupos de oposición, entre ellos Un Salto de Vida, consultaron por la misma vía a las autoridades federales. Así fue como dieron con evidencia de que el proyecto estaba en marcha.Progreso. Según Graciela González, de Un Salto de Vida, “tocamos muchas puertas a nivel estatal y federal para hacer del conocimiento de las poblaciones lo que está pasando con El Salto. El argumento era que Juanacatlán debía progresar”.Protesta. Así comenzaron las manifestaciones y reuniones con el Ayuntamiento y con la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable (Semadet) para que el proyecto diera marcha atrás. Ayer, eso se oficializó.