El rector de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Ricardo Villanueva, aseguró que iniciar la reapertura de ciertos giros en el Estado a partir del 1 de junio, y no mañana, es clave para evitar que los contagios de COVID-19 lleguen hasta los 230 mil y de esta forma se sature el sistema hospitalario de Jalisco. “Debemos calcular cuánto perdemos de nivel de aislamiento y a dónde nos va a llevar. En mayo nos jugábamos terminar con 800 casos, en el mejor escenario; y hasta 230 mil si nos descuidamos. El margen es exponencial”. Antier, luego de que la Sala de Situación en Salud de la UdeG recomendó que en lo que resta de este mes sólo se prepare la socialización de la vuelta a la “nueva realidad”, el Gobierno estatal aclaró que la “Fase 0”, que arranca este lunes, es el comienzo de la aplicación de protocolos para el reinicio de actividades graduales en la economía. Se resaltó que siguen vigentes las acciones de aislamiento social, por lo que se reforzarán los filtros sanitarios en las entradas y salidas de la metrópoli y en los límites con estados vecinos. Villanueva insistió en que el mayor riesgo tras la puesta en marcha de esta estrategia es que la población entienda que ya se pueden relajar las medidas sanitarias, cuando en realidad se deben mantener para frenar los contagios de coronavirus. “Mientras no haya una vacuna, tenemos que estar con las medidas de protección y con el mayor aislamiento posible. Hay que hacernos el ánimo de que la normalidad no podrá regresar hasta que no haya una vacuna”.No descartó que el aislamiento puede derivar en una “pandemia económica” más grave que la sanitaria, por lo que es necesario retomar las actividades de manera gradual y con las mayores precauciones. Luego de aclararse que la reapertura de ciertos giros en Jalisco será el 1 de junio y no el 18 de mayo, los locatarios comenzaron a desesperarse. Francisco González, director de Inspección y Vigilancia en Zapopan, reconoció que ante ese panorama trabajan en recorridos de tres turnos para verificar que se cumpla lo establecido, pues “muchos ya están molestos y es difícil explicarles que deben permanecer otros días así”.Uno de los casos se presentó en un negocio de alitas en la zona de Avenida Patria y Acueducto. El director de Inspección reconoció que el establecimiento atendía a los clientes en sus instalaciones y sólo tenía “permitido ofrecer servicio para llevar”.Miguel, el encargado del lugar, se sorprendió cuando le solicitaron retirar a las personas del sitio y subir las mesas, de manera que sólo ofreciera para llevar.“¿Ni aunque sea comida?”, preguntó. Los inspectores le explicaron que al no ser un restaurante de comida y ofrecer bebidas acompañadas por aperitivos, incitan a que la gente permanezca de sobremesa por lo que no pueden ser considerados como restaurante.El responsable del negocio insistió, pero finalmente aceptó la indicación. Molestos, los comensales se retiraron.“Lo bueno es que ya todo se normaliza el lunes”, comentó Miguel, pero los inspectores le explicaron que en realidad no era así y que debía permanecer sólo con el servicio para llevar hasta que completara su inscripción al sistema de arranque de actividades.“A partir del lunes te metes a la página del Gobierno del Estado. Ahí vas a llenar un cuestionario sobre las características de tu negocio, te dirán qué debes de tener como medidas para reabrir, te podrán informar si ya cumples con las medidas. Personal vendrá a realizar una revisión y, en caso de que cumplas, los requisitos se te dan un holograma que avala tu reapertura”, detalló el encargado de Inspección y Vigilancia.En el resto de las revisiones, los funcionarios respondieron a las dudas de los locatarios. “Algunos se molestan y se tornan agresivos, otros lo entienden, pero como inspectores siempre tenemos que marcar conforme a lo establecido. No pueden permanecer abiertos bajo la normalidad de antes y otros no pueden permanecer ni abiertos”.La carrera por una vacuna contra el COVID-19 comenzó en marzo y más de 70 países están en ella, incluido México.Sin embargo, para Pedro Martínez, infectólogo del Hospital Civil, sólo desarrollarla podría tomar alrededor de un año, mientras que investigar cuánto tiempo funcionará y su eficacia tardaría, al menos, de tres a cinco años más, además del tiempo de distribución.El récord de desarrollo y distribución de una vacuna es de 11 años.Según Martínez, la distribución sería la parte más expedita, pues al ser una enfermedad con un crecimiento tan acelerado se pueden hacer excepciones por humanidad. También se tendría que apresurar su colocación entre la población vulnerable.En caso de encontrar una vacuna y probar su eficacia, también hay retos en la distribución y producción de manera masiva, como la patente y la autorización de los países.Para la primera hay tres escenarios: que el biológico lo haya desarrollado un laboratorio privado con financiamiento público, sin él o un laboratorio público.Edith Roque, investigadora del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá) de la Universidad de Guadalajara (UdeG) señaló que en el primer caso (privado con recursos del Estado), al ser financiamiento público el Estado tiene derecho a reclamar la patente. Para ello se debe firmar lo que se conoce como contrato de financiamiento.Con ello pueden solventar costos y usar las licencias de utilidad pública para que se decrete en el aprovechamiento de la patente y para que no den los precios muy elevados.Si es el segundo caso (privado con recursos propios) este puede quedarse la patente, comercializarla o hacer uso exclusivo. Pero, en los casos de emergencias como la que se vive actualmente, el Estado puede expropiarla para usarlo.Mientras que en el tercer caso (público con recursos públicos) los inventores tienen que ceder los derechos del producto, aunque se les debe retribuir económicamente.JL