En la Colonia Santa Elena Alcalde, en Guadalajara, es común ver a vecinos que en tiempos de calor “barren” las banquetas o lavan los automóviles con la manguera. En lugar de usar un bote y un trapo, sueltan un violento chorro que rebota en las ventanillas, el cofre, las llantas y se mezcla con las nubes de jabón que viajan en pequeños arroyos que se unen y se espesan en el filo de las aceras. Los fines de semana, para que “se diviertan los niños”, también llenan piscinas inflables en las azoteas para evitar ser denunciados por terceros y ser acreedores a una sanción por parte del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA). Cuando los pequeños paran, no reutilizan ese líquido: va directo a la coladera. Tampoco aprovechan la noche para dar agua a las plantas. Se les ve hacerlo en las horas más vivas del Sol. En la Colonia Villaseñor, también en la Perla Tapatía, Angélica García recuerda que su vecino usaba la manguera y desperdiciaba agua a la menor provocación: para quitar las hojas de los árboles desparramadas por el pavimento, para “refrescar” su fachada e incluso para lavar el piso de su terraza. “Me daba mucho coraje porque luego batallábamos mucho todos cuando llegaban los cortes del SIAPA. Tiraba mucha agua y hasta se hacía el ofendido cuando le reclamábamos”, compartió Angélica. Soledad Mora, quien trabaja como empleada doméstica en la Colonia La Estancia, afirmó que en esa zona muchos habitantes no dejan de regar sus jardines delanteros y traseros en tiempos de calor, pese a que los niveles de agua bajan de forma importante en toda la mancha urbana. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona requiere de 100 litros de agua cada día; esto representa cinco garrafones para satisfacer las necesidades, tanto de consumo como de higiene. Sin embargo, los tapatíos consumen el doble. Se solicitó entrevista al SIAPA para abordar los problemas que enfrenta, pero no hay respuesta. Por transparencia, aceptó hace un año el aumento en el consumo por habitante en la metrópoli. “Tenemos estadísticamente que cada persona consume 200 a 210 litros (diarios), pero un consumo normal debe de ser de 150 litros”, señaló.Los consumos promedio más altos han sido de 221 litros por tapatío.El Banco Mundial indicó que si bien en 1960 en México había una disponibilidad de 10 mil metros cúbicos por habitante al año, para 2012 era de cuatro mil. En 2030 se llegará a tres mil. Ante esta situación, especialistas recomendaron implementar medidas que ayuden a ahorrar el líquido. Por ejemplo, Óscar Humberto Castro Mercado, quien es académico del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), acentuó que “en México estamos haciendo muy poco para eficientar el uso del agua en los distritos de riego. Sería estratégico invertir e implementar acciones de utilización eficiente del agua porque es donde se usa más y también donde más se desperdicia”. Por su parte, Juan Guillermo Márquez Gutiérrez, coordinador del Observatorio Ciudadano para la Gestión Integral del Agua en el Estado de Jalisco, dijo que es urgente reducir el número de fugas.“No perdamos de vista que las fugas han crecido considerablemente porque incrementaron la presión en las líneas de distribución para que funcionara el acuaférico (colector que puso en marcha el Gobierno del Estado en 2021 para hacer frente a los tandeos). Es notorio en los cotos y las calles”. CT